EL DILUVIO: ¿UNA CATÁSTROFE SOLAMENTE LOCAL?
Por William H. Shea
Un examen de las evidencias arqueológicas, lingüísticas y de las tradiciones literarias demuestra que una inundación local fluvial de la Mesopotamia no puede ser una explicación adecuada del diluvio bíblico.
Los creacionistas y los evolucionistas están en desacuerdo con respecto al diluvio. Los creacionistas argumentan que la Biblia es un documento de inspiración divina y que el relato del diluvio es un evento histórico real, de naturaleza universal. Por otro lado, los evolucionistas han respondido a la narración bíblica en diferentes maneras. Algunos lo han rechazado desde el punto de vista histórico y lo han considerado indigno de ser examinado seriamente. Otros, sin embargo, han proporcionado una explicación que no está de acuerdo con el punto de vista creacionista. Sugieren que hubo un evento histórico que proveyó la base para el relato, pero la historia fue exagerada fuera de las proporciones del evento original. Piensan que hubo en verdad una inundación local muy seria del río Tigris o del Eufrates (o de ambos), pero que la historia aumentó en proporciones tales, que para el tiempo cuando llegó a oídos de los escritores bíblicos, ésta ya había sido exagerada hasta el punto de convertirla en un diluvio universal.
La teoría de la inundación local
Esta teoría comenzó con un arqueólogo. Sir Leonard Wooley se encontraba excavando en Ur, en el sur de Iraq, a fines de la década de los años veinte, cuando en una zanja particularmente profunda sus ayudantes llegaron hasta un depósito estéril de arcilla que no mostraba ningún vestigio de civilización. Sir Wooley dio órdenes de que sus ayudantes continuaran excavando por debajo de ese nivel. Al alcanzar más profundidad, encontraron otra capa de ocupación. Parado junto a la zanja con uno de sus asistentes y su esposa, le hizo la pregunta: “¿Sabe usted qué es esto?” El asistente lo miró en forma enigmática, pero la esposa respondió prontamente: “¡Es el diluvio de Noé!”. Y así fue como nació la teoría de la inundación local de Mesopotamia como explicación del diluvio bíblico.
Después de la segunda guerra mundial, mientras Sir Max Mallowan estaba excavando en Nimrud (Cala, en la Biblia) propuso una revisión a la teoría de Wooley. El quiso asignar al diluvio bíblico un nivel diferente de inundación, depositado en los parajes de Mesopotamia. Mientras que la inundación de Wooley fue fechada aproximadamente en 3500 a. C., en las fechas de la arqueología convencional, el profesor Mallowan propuso la fecha de 2900 a. C. para el estrato que dio nacimiento a los relatos de la Mesopotamia acerca del diluvio y después al bíblico.
Nuestro propósito en este artículo no es el de evaluar o endosar estas fechas arqueológicas, sino usarlas como base de comparación. La teoría de la inundación local crea muchos problemas, los cuales pueden ser examinados desde tres perspectivas diferentes que abarcan las tradiciones arqueológicas, lingüísticas y literarias. Un examen tal determinará si el diluvio bíblico finalmente se remonta a la historia de una inundación fluvial local en Mesopotamia o a la Biblia, como un registro histórico de un diluvio universal.
La prueba arqueológica
Desde el punto de vista arqueológico, en varias ciudades,
cuando se trata de encontrar el estrato correcto que tenga conexión con el diluvio bíblico, hay una considerable dificultad en encontrar el estrato correcto que tenga conexión con el diluvio bíblico. Esto se debe a que en las diferentes ciudades de Mesopotamia hay distintos niveles de inundación, mientras que en otras ciudades no hay vestigio alguno de que haya tenido lugar una inundación. Se podría decir que el cuadro de las inundaciones locales en Mesopotamia es como una colcha de retazos en la que muchos de los retazos difieren.
Considera los depósitos del período temprano que Woolley favorece para proveer una explicación para el diluvio. Estos fueron encontrados solamente en dos lugares, a saber, en Ur y en Nínive. Y se debe tener en cuenta las diferencias entre esos dos lugares. Nínive está localizada sobre el Tigris, al norte de Iraq. Ur está localizada en un canal que sale del río Eufrates, al sur de Iraq. Por lo tanto, estas dos ciudades están en lados opuestos del país y están localizadas sobre ríos diferentes. Ninguno de los otros lugares entre ellas que han sido excavados, han presentado la misma “capa de inundación”. La evidencia presentada por Woolley muestra que la inundación no cubrió ni aun toda la ciudad de Ur. Los habitantes de la región seguramente consideraron la inundación como grave, pero difícilmente fue el tipo de inundación que alcanzó proporciones universales.
Y bien, ¿qué se puede decir acerca del nivel de la inundación del período posterior, cerca de 2900 años a. C.? Aquí, por lo menos, tenemos cuatro ciudades involucradas, a saber Kish, Shurupak, Uruk (la Erec bíblica), y Lagash. Kish es la ciudad situada más al norte de las cuatro y está cerca de Babilonia. Shurupak estaba localizada en un canal, en el centro del sur de Mesopotamia. Es famosa en la tradición literaria por ser la ciudad de la cual partió navegando Atra-hasis, el héroe de la inundación. Uruk está situada en el mismo canal que Shurupak, pero se halla un poco más hacia el sur. Lagash está localizada en un canal más hacia el oriente, al sur de Mesopotamia. El suelo estéril de Lagash probablemente no se debe a una inundación de un río local o de un canal, sino más bien a los cimientos de uno de los templos de Lagash, de acuerdo con Andre Parrot, quien, excavó a Telloh entre 1930 y 1931.
Las excavaciones en Kish mostraron cuatro niveles diferentes de arcilla, los cuales se extienden a lo largo de un período de aproximadamente cuatro siglos, según los excavadores. Las fechas más tempranas se ubican hacia 3300 a. C., y las más tardías hacia 2900 a. C. El último nivel, o el más alto, fue de 30.5 cm (aproximadamente un pie) de espesor. Consecuentemente, la pregunta a contestar es: ¿Cuál de estos cuatro niveles locales de inundación debe escogerse como base para crear una leyenda de un diluvio para el texto bíblico? Ninguno de ellos parece tener significado y los niveles múltiples disipan el entusiasmo necesario para identificar a cualquiera de ellos con la historia bíblica.
Los otros dos lugares parecen ser opciones mejores. Shurupak, la moderna Tell Fara, fue excavada por Eric Schmidt. En sus excavaciones entre 1930 y 1931, Schmidt encontró un depósito de aluvión de 61 cm, (aproximadamente dos pies) de espesor que data de los comienzos del tercer milenio antes de Cristo. Uruk estaba situada en el mismo canal pero a una distancia más considerable, hacia el sur. Julius Jordan encontró en sus excavaciones de 1929 en este sitio un estrato estéril de 152 cm (aproximadamente cinco pies) de espesor. Así que de las cuatro localidades que se relacionan con este período, una tenía depósitos de niveles múltiples que son el resultado de una inundación local, otra no tenía depósito alguno de inundación y dos tenían solamente un nivel de depósito. Esto concuerda más o menos con las dos localidades del período temprano, que también tenían depósitos. De esta manera se cancelan por igual una a la otra, es decir, la inundación temprana y la tardía. Las inundaciones han continuado ocurriendo hasta los tiempos modernos. Hubo una inundación extensa, por ejemplo, en el centro de Iraq, en 1948.
Es interesante notar que la mayoría de estas localidades fueron excavadas más o menos al mismo tiempo, entre 1929 y 1932. Así como se dan las cosas, pareciera que la teoría de una inundación local estuvo en boga alrededor de 1930, inspirada por la sugerencia de Woolley.
Sin embargo, si se considera el modelo en su totalidad, hay muy pocas pruebas arqueológicas para una teoría tal. Los depósitos debidos a la inundación de los ríos fueron casuales, algunas veces afectando una ciudad y dejando otra en la vecindad sin consecuencia alguna. De las seis localidades estudiadas desde este punto de vista, sólo una de ellas estaba localizada en un río mayor, a saber, Nínive, sobre el Tigris. El resto de ellas estaban situadas en canales localizados en brazos de los ríos, y no en los ríos mismos. Por lo tanto, podríamos llamar probablemente a esta teoría, la teoría local del diluvio del canal de Mesopotamia.
La prueba de la lingüística
Los habitantes que vivieron en esta región durante las inundaciones provocadas por estos ríos estaban bien familiarizados con ellas, y consecuentemente las describen en formas diversas. Ellos tenían otra palabra para el gran diluvio. Esta palabra era abubu, en el idioma acadio. Este término fue reservado para el gran diluvio por el cual el héroe de la inundación trajo a su familia en un arca. El término nunca fue usado para referirse a inundaciones locales producidas por los ríos. Sin embargo, también se lo usó para describir la embestida violenta del ejército asirio bajo el comando de ciertos reyes. En estas ocasiones, el ejército asirio arrollaba a sus enemigos como el abubu. Esta analogía adquiere más sentido cuando se la compara con el gran diluvio de la tradición mesopotámica, que cuando se la compara con la inundación de una llanura producida por un río local. Era una expresión de grandeza de los reyes asirios cuando querían proclamar y comparar su fortaleza. El hebreo bíblico hace algo semejante al referirse por medio de un término especial al diluvio de Noé. La palabra mabbul es usada solamente en dos ocasiones especiales, a saber, en Génesis 6-9 y en el Salmo 29. El Salmo 29 dice: “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (v. 10, Valera revisada, 1960). Esto significa el diluvio de Noé, y no cualquier inundación producida por un río que corre por un valle. Este es un salmo acerca de “la tormenta” del gran poder de Dios. Baal no es el dios tempestuoso, sino Jehová. Y él controla los elementos de la naturaleza para llevar a cabo sus propósitos. Y esto fue así aun cuando se produjo la mayor erupción de la naturaleza que el mundo haya visto en el pasado, el diluvio de Noé. De la misma manera en que los reyes de Asiria comparaban las fuerzas de sus ejércitos con el poder más grande jamás visto en la naturaleza, Jehová comparó su poder sobre la naturaleza con la demostración más grande de poder jamás vista antes sobre la tierra.
Podría haber una relación entre estas dos palabras, si la del semítico oriental añadió las consonantes al traspasarse al semítico occidental, o viceversa, si el término se propagó en la dirección opuesta. Esto daría cabida al término compuesto (m)abubu(l). El original etimológico de la palabra es oscuro en ambos idiomas, pero su aplicación es muy clara: en ambos idiomas designaba exclusivamente el gran diluvio y no fue usada para ninguna inundación fluvial local.
La prueba de las tradiciones literarias
Un examen de las evidencias arqueológicas, lingüísticas y de las tradiciones literarias demuestra que una inundación local fluvial de la Mesopotamia no puede ser una explicación adecuada del diluvio bíblico.
Los creacionistas y los evolucionistas están en desacuerdo con respecto al diluvio. Los creacionistas argumentan que la Biblia es un documento de inspiración divina y que el relato del diluvio es un evento histórico real, de naturaleza universal. Por otro lado, los evolucionistas han respondido a la narración bíblica en diferentes maneras. Algunos lo han rechazado desde el punto de vista histórico y lo han considerado indigno de ser examinado seriamente. Otros, sin embargo, han proporcionado una explicación que no está de acuerdo con el punto de vista creacionista. Sugieren que hubo un evento histórico que proveyó la base para el relato, pero la historia fue exagerada fuera de las proporciones del evento original. Piensan que hubo en verdad una inundación local muy seria del río Tigris o del Eufrates (o de ambos), pero que la historia aumentó en proporciones tales, que para el tiempo cuando llegó a oídos de los escritores bíblicos, ésta ya había sido exagerada hasta el punto de convertirla en un diluvio universal.
La teoría de la inundación local
Esta teoría comenzó con un arqueólogo. Sir Leonard Wooley se encontraba excavando en Ur, en el sur de Iraq, a fines de la década de los años veinte, cuando en una zanja particularmente profunda sus ayudantes llegaron hasta un depósito estéril de arcilla que no mostraba ningún vestigio de civilización. Sir Wooley dio órdenes de que sus ayudantes continuaran excavando por debajo de ese nivel. Al alcanzar más profundidad, encontraron otra capa de ocupación. Parado junto a la zanja con uno de sus asistentes y su esposa, le hizo la pregunta: “¿Sabe usted qué es esto?” El asistente lo miró en forma enigmática, pero la esposa respondió prontamente: “¡Es el diluvio de Noé!”. Y así fue como nació la teoría de la inundación local de Mesopotamia como explicación del diluvio bíblico.
Después de la segunda guerra mundial, mientras Sir Max Mallowan estaba excavando en Nimrud (Cala, en la Biblia) propuso una revisión a la teoría de Wooley. El quiso asignar al diluvio bíblico un nivel diferente de inundación, depositado en los parajes de Mesopotamia. Mientras que la inundación de Wooley fue fechada aproximadamente en 3500 a. C., en las fechas de la arqueología convencional, el profesor Mallowan propuso la fecha de 2900 a. C. para el estrato que dio nacimiento a los relatos de la Mesopotamia acerca del diluvio y después al bíblico.
Nuestro propósito en este artículo no es el de evaluar o endosar estas fechas arqueológicas, sino usarlas como base de comparación. La teoría de la inundación local crea muchos problemas, los cuales pueden ser examinados desde tres perspectivas diferentes que abarcan las tradiciones arqueológicas, lingüísticas y literarias. Un examen tal determinará si el diluvio bíblico finalmente se remonta a la historia de una inundación fluvial local en Mesopotamia o a la Biblia, como un registro histórico de un diluvio universal.
La prueba arqueológica
Desde el punto de vista arqueológico, en varias ciudades,
cuando se trata de encontrar el estrato correcto que tenga conexión con el diluvio bíblico, hay una considerable dificultad en encontrar el estrato correcto que tenga conexión con el diluvio bíblico. Esto se debe a que en las diferentes ciudades de Mesopotamia hay distintos niveles de inundación, mientras que en otras ciudades no hay vestigio alguno de que haya tenido lugar una inundación. Se podría decir que el cuadro de las inundaciones locales en Mesopotamia es como una colcha de retazos en la que muchos de los retazos difieren.
Considera los depósitos del período temprano que Woolley favorece para proveer una explicación para el diluvio. Estos fueron encontrados solamente en dos lugares, a saber, en Ur y en Nínive. Y se debe tener en cuenta las diferencias entre esos dos lugares. Nínive está localizada sobre el Tigris, al norte de Iraq. Ur está localizada en un canal que sale del río Eufrates, al sur de Iraq. Por lo tanto, estas dos ciudades están en lados opuestos del país y están localizadas sobre ríos diferentes. Ninguno de los otros lugares entre ellas que han sido excavados, han presentado la misma “capa de inundación”. La evidencia presentada por Woolley muestra que la inundación no cubrió ni aun toda la ciudad de Ur. Los habitantes de la región seguramente consideraron la inundación como grave, pero difícilmente fue el tipo de inundación que alcanzó proporciones universales.
Y bien, ¿qué se puede decir acerca del nivel de la inundación del período posterior, cerca de 2900 años a. C.? Aquí, por lo menos, tenemos cuatro ciudades involucradas, a saber Kish, Shurupak, Uruk (la Erec bíblica), y Lagash. Kish es la ciudad situada más al norte de las cuatro y está cerca de Babilonia. Shurupak estaba localizada en un canal, en el centro del sur de Mesopotamia. Es famosa en la tradición literaria por ser la ciudad de la cual partió navegando Atra-hasis, el héroe de la inundación. Uruk está situada en el mismo canal que Shurupak, pero se halla un poco más hacia el sur. Lagash está localizada en un canal más hacia el oriente, al sur de Mesopotamia. El suelo estéril de Lagash probablemente no se debe a una inundación de un río local o de un canal, sino más bien a los cimientos de uno de los templos de Lagash, de acuerdo con Andre Parrot, quien, excavó a Telloh entre 1930 y 1931.
Las excavaciones en Kish mostraron cuatro niveles diferentes de arcilla, los cuales se extienden a lo largo de un período de aproximadamente cuatro siglos, según los excavadores. Las fechas más tempranas se ubican hacia 3300 a. C., y las más tardías hacia 2900 a. C. El último nivel, o el más alto, fue de 30.5 cm (aproximadamente un pie) de espesor. Consecuentemente, la pregunta a contestar es: ¿Cuál de estos cuatro niveles locales de inundación debe escogerse como base para crear una leyenda de un diluvio para el texto bíblico? Ninguno de ellos parece tener significado y los niveles múltiples disipan el entusiasmo necesario para identificar a cualquiera de ellos con la historia bíblica.
Los otros dos lugares parecen ser opciones mejores. Shurupak, la moderna Tell Fara, fue excavada por Eric Schmidt. En sus excavaciones entre 1930 y 1931, Schmidt encontró un depósito de aluvión de 61 cm, (aproximadamente dos pies) de espesor que data de los comienzos del tercer milenio antes de Cristo. Uruk estaba situada en el mismo canal pero a una distancia más considerable, hacia el sur. Julius Jordan encontró en sus excavaciones de 1929 en este sitio un estrato estéril de 152 cm (aproximadamente cinco pies) de espesor. Así que de las cuatro localidades que se relacionan con este período, una tenía depósitos de niveles múltiples que son el resultado de una inundación local, otra no tenía depósito alguno de inundación y dos tenían solamente un nivel de depósito. Esto concuerda más o menos con las dos localidades del período temprano, que también tenían depósitos. De esta manera se cancelan por igual una a la otra, es decir, la inundación temprana y la tardía. Las inundaciones han continuado ocurriendo hasta los tiempos modernos. Hubo una inundación extensa, por ejemplo, en el centro de Iraq, en 1948.
Es interesante notar que la mayoría de estas localidades fueron excavadas más o menos al mismo tiempo, entre 1929 y 1932. Así como se dan las cosas, pareciera que la teoría de una inundación local estuvo en boga alrededor de 1930, inspirada por la sugerencia de Woolley.
Sin embargo, si se considera el modelo en su totalidad, hay muy pocas pruebas arqueológicas para una teoría tal. Los depósitos debidos a la inundación de los ríos fueron casuales, algunas veces afectando una ciudad y dejando otra en la vecindad sin consecuencia alguna. De las seis localidades estudiadas desde este punto de vista, sólo una de ellas estaba localizada en un río mayor, a saber, Nínive, sobre el Tigris. El resto de ellas estaban situadas en canales localizados en brazos de los ríos, y no en los ríos mismos. Por lo tanto, podríamos llamar probablemente a esta teoría, la teoría local del diluvio del canal de Mesopotamia.
La prueba de la lingüística
Los habitantes que vivieron en esta región durante las inundaciones provocadas por estos ríos estaban bien familiarizados con ellas, y consecuentemente las describen en formas diversas. Ellos tenían otra palabra para el gran diluvio. Esta palabra era abubu, en el idioma acadio. Este término fue reservado para el gran diluvio por el cual el héroe de la inundación trajo a su familia en un arca. El término nunca fue usado para referirse a inundaciones locales producidas por los ríos. Sin embargo, también se lo usó para describir la embestida violenta del ejército asirio bajo el comando de ciertos reyes. En estas ocasiones, el ejército asirio arrollaba a sus enemigos como el abubu. Esta analogía adquiere más sentido cuando se la compara con el gran diluvio de la tradición mesopotámica, que cuando se la compara con la inundación de una llanura producida por un río local. Era una expresión de grandeza de los reyes asirios cuando querían proclamar y comparar su fortaleza. El hebreo bíblico hace algo semejante al referirse por medio de un término especial al diluvio de Noé. La palabra mabbul es usada solamente en dos ocasiones especiales, a saber, en Génesis 6-9 y en el Salmo 29. El Salmo 29 dice: “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (v. 10, Valera revisada, 1960). Esto significa el diluvio de Noé, y no cualquier inundación producida por un río que corre por un valle. Este es un salmo acerca de “la tormenta” del gran poder de Dios. Baal no es el dios tempestuoso, sino Jehová. Y él controla los elementos de la naturaleza para llevar a cabo sus propósitos. Y esto fue así aun cuando se produjo la mayor erupción de la naturaleza que el mundo haya visto en el pasado, el diluvio de Noé. De la misma manera en que los reyes de Asiria comparaban las fuerzas de sus ejércitos con el poder más grande jamás visto en la naturaleza, Jehová comparó su poder sobre la naturaleza con la demostración más grande de poder jamás vista antes sobre la tierra.
Podría haber una relación entre estas dos palabras, si la del semítico oriental añadió las consonantes al traspasarse al semítico occidental, o viceversa, si el término se propagó en la dirección opuesta. Esto daría cabida al término compuesto (m)abubu(l). El original etimológico de la palabra es oscuro en ambos idiomas, pero su aplicación es muy clara: en ambos idiomas designaba exclusivamente el gran diluvio y no fue usada para ninguna inundación fluvial local.
La prueba de las tradiciones literarias

La teoría de la inundación local
Esta teoría comenzó con un arqueólogo. Sir Leonard Wooley se encontraba excavando en Ur, en el sur de Iraq, a fines de la década de los años veinte, cuando en una zanja particularmente profunda sus ayudantes llegaron hasta un depósito estéril de arcilla que no mostraba ningún vestigio de civilización. Sir Wooley dio órdenes de que sus ayudantes continuaran excavando por debajo de ese nivel. Al alcanzar más profundidad, encontraron otra capa de ocupación. Parado junto a la zanja con uno de sus asistentes y su esposa, le hizo la pregunta: “¿Sabe usted qué es esto?” El asistente lo miró en forma enigmática, pero la esposa respondió prontamente: “¡Es el diluvio de Noé!”. Y así fue como nació la teoría de la inundación local de Mesopotamia como explicación del diluvio bíblico.
Después de la segunda guerra mundial, mientras Sir Max Mallowan estaba excavando en Nimrud (Cala, en la Biblia) propuso una revisión a la teoría de Wooley. El quiso asignar al diluvio bíblico un nivel diferente de inundación, depositado en los parajes de Mesopotamia. Mientras que la inundación de Wooley fue fechada aproximadamente en 3500 a. C., en las fechas de la arqueología convencional, el profesor Mallowan propuso la fecha de 2900 a. C. para el estrato que dio nacimiento a los relatos de la Mesopotamia acerca del diluvio y después al bíblico.
Nuestro propósito en este artículo no es el de evaluar o endosar estas fechas arqueológicas, sino usarlas como base de comparación. La teoría de la inundación local crea muchos problemas, los cuales pueden ser examinados desde tres perspectivas diferentes que abarcan las tradiciones arqueológicas, lingüísticas y literarias. Un examen tal determinará si el diluvio bíblico finalmente se remonta a la historia de una inundación fluvial local en Mesopotamia o a la Biblia, como un registro histórico de un diluvio universal.
La prueba arqueológica
Desde el punto de vista arqueológico, en varias ciudades,

Considera los depósitos del período temprano que Woolley favorece para proveer una explicación para el diluvio. Estos fueron encontrados solamente en dos lugares, a saber, en Ur y en Nínive. Y se debe tener en cuenta las diferencias entre esos dos lugares. Nínive está localizada sobre el Tigris, al norte de Iraq. Ur está localizada en un canal que sale del río Eufrates, al sur de Iraq. Por lo tanto, estas dos ciudades están en lados opuestos del país y están localizadas sobre ríos diferentes. Ninguno de los otros lugares entre ellas que han sido excavados, han presentado la misma “capa de inundación”. La evidencia presentada por Woolley muestra que la inundación no cubrió ni aun toda la ciudad de Ur. Los habitantes de la región seguramente consideraron la inundación como grave, pero difícilmente fue el tipo de inundación que alcanzó proporciones universales.
Y bien, ¿qué se puede decir acerca del nivel de la inundación del período posterior, cerca de 2900 años a. C.? Aquí, por lo menos, tenemos cuatro ciudades involucradas, a saber Kish, Shurupak, Uruk (la Erec bíblica), y Lagash. Kish es la ciudad situada más al norte de las cuatro y está cerca de Babilonia. Shurupak estaba localizada en un canal, en el centro del sur de Mesopotamia. Es famosa en la tradición literaria por ser la ciudad de la cual partió navegando Atra-hasis, el héroe de la inundación. Uruk está situada en el mismo canal que Shurupak, pero se halla un poco más hacia el sur. Lagash está localizada en un canal más hacia el oriente, al sur de Mesopotamia. El suelo estéril de Lagash probablemente no se debe a una inundación de un río local o de un canal, sino más bien a los cimientos de uno de los templos de Lagash, de acuerdo con Andre Parrot, quien, excavó a Telloh entre 1930 y 1931.
Las excavaciones en Kish mostraron cuatro niveles diferentes de arcilla, los cuales se extienden a lo largo de un período de aproximadamente cuatro siglos, según los excavadores. Las fechas más tempranas se ubican hacia 3300 a. C., y las más tardías hacia 2900 a. C. El último nivel, o el más alto, fue de 30.5 cm (aproximadamente un pie) de espesor. Consecuentemente, la pregunta a contestar es: ¿Cuál de estos cuatro niveles locales de inundación debe escogerse como base para crear una leyenda de un diluvio para el texto bíblico? Ninguno de ellos parece tener significado y los niveles múltiples disipan el entusiasmo necesario para identificar a cualquiera de ellos con la historia bíblica.
Los otros dos lugares parecen ser opciones mejores. Shurupak, la moderna Tell Fara, fue excavada por Eric Schmidt. En sus excavaciones entre 1930 y 1931, Schmidt encontró un depósito de aluvión de 61 cm, (aproximadamente dos pies) de espesor que data de los comienzos del tercer milenio antes de Cristo. Uruk estaba situada en el mismo canal pero a una distancia más considerable, hacia el sur. Julius Jordan encontró en sus excavaciones de 1929 en este sitio un estrato estéril de 152 cm (aproximadamente cinco pies) de espesor. Así que de las cuatro localidades que se relacionan con este período, una tenía depósitos de niveles múltiples que son el resultado de una inundación local, otra no tenía depósito alguno de inundación y dos tenían solamente un nivel de depósito. Esto concuerda más o menos con las dos localidades del período temprano, que también tenían depósitos. De esta manera se cancelan por igual una a la otra, es decir, la inundación temprana y la tardía. Las inundaciones han continuado ocurriendo hasta los tiempos modernos. Hubo una inundación extensa, por ejemplo, en el centro de Iraq, en 1948.
Es interesante notar que la mayoría de estas localidades fueron excavadas más o menos al mismo tiempo, entre 1929 y 1932. Así como se dan las cosas, pareciera que la teoría de una inundación local estuvo en boga alrededor de 1930, inspirada por la sugerencia de Woolley.
Sin embargo, si se considera el modelo en su totalidad, hay muy pocas pruebas arqueológicas para una teoría tal. Los depósitos debidos a la inundación de los ríos fueron casuales, algunas veces afectando una ciudad y dejando otra en la vecindad sin consecuencia alguna. De las seis localidades estudiadas desde este punto de vista, sólo una de ellas estaba localizada en un río mayor, a saber, Nínive, sobre el Tigris. El resto de ellas estaban situadas en canales localizados en brazos de los ríos, y no en los ríos mismos. Por lo tanto, podríamos llamar probablemente a esta teoría, la teoría local del diluvio del canal de Mesopotamia.
La prueba de la lingüística
Los habitantes que vivieron en esta región durante las inundaciones provocadas por estos ríos estaban bien familiarizados con ellas, y consecuentemente las describen en formas diversas. Ellos tenían otra palabra para el gran diluvio. Esta palabra era abubu, en el idioma acadio. Este término fue reservado para el gran diluvio por el cual el héroe de la inundación trajo a su familia en un arca. El término nunca fue usado para referirse a inundaciones locales producidas por los ríos. Sin embargo, también se lo usó para describir la embestida violenta del ejército asirio bajo el comando de ciertos reyes. En estas ocasiones, el ejército asirio arrollaba a sus enemigos como el abubu. Esta analogía adquiere más sentido cuando se la compara con el gran diluvio de la tradición mesopotámica, que cuando se la compara con la inundación de una llanura producida por un río local. Era una expresión de grandeza de los reyes asirios cuando querían proclamar y comparar su fortaleza. El hebreo bíblico hace algo semejante al referirse por medio de un término especial al diluvio de Noé. La palabra mabbul es usada solamente en dos ocasiones especiales, a saber, en Génesis 6-9 y en el Salmo 29. El Salmo 29 dice: “Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre” (v. 10, Valera revisada, 1960). Esto significa el diluvio de Noé, y no cualquier inundación producida por un río que corre por un valle. Este es un salmo acerca de “la tormenta” del gran poder de Dios. Baal no es el dios tempestuoso, sino Jehová. Y él controla los elementos de la naturaleza para llevar a cabo sus propósitos. Y esto fue así aun cuando se produjo la mayor erupción de la naturaleza que el mundo haya visto en el pasado, el diluvio de Noé. De la misma manera en que los reyes de Asiria comparaban las fuerzas de sus ejércitos con el poder más grande jamás visto en la naturaleza, Jehová comparó su poder sobre la naturaleza con la demostración más grande de poder jamás vista antes sobre la tierra.
Podría haber una relación entre estas dos palabras, si la del semítico oriental añadió las consonantes al traspasarse al semítico occidental, o viceversa, si el término se propagó en la dirección opuesta. Esto daría cabida al término compuesto (m)abubu(l). El original etimológico de la palabra es oscuro en ambos idiomas, pero su aplicación es muy clara: en ambos idiomas designaba exclusivamente el gran diluvio y no fue usada para ninguna inundación fluvial local.
La prueba de las tradiciones literarias
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