sábado, 10 de octubre de 2015

“Bullying”

A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale académicamente, al imbuido de férreos principios morales.

En el ambiente escolar, reflejo inevitable de la realidad social, la violencia también se manifiesta cada vez más asiduamente, frecuencia que la ha convertido en fenómeno social y que le ha dado un nuevo nombre: bullying.


La violencia y la intolerancia son males que aquejan a la humanidad desde sus inicios; apareciendo a lo largo de la historia como comportamientos formales o informales, aceptados o estigmatizados. El fin es que, en la actualidad la situación no es diferente y aunque hoy estén levantadas las banderas de la democracia, igualdad, desarrollo o convivencia armónica, la realidad es que estos problemas continúan latentes en el corazón mismo de la humanidad.

Por más rechazada, la violencia en vez de erradicada ha encontrado su lugar a través de nuevos canales, más ingeniosos, quizá más ocultos, pero así también más nocivos al corto y largo plazo para el desarrollo de los seres que componen el sector más vulnerable de la sociedad.
Siendo la escuela no sólo un centro de enseñanza de contenidos en diversas materias sino sobre todo un lugar en el cual el niño o el joven socializa e interioriza una serie de valores que pondrá en práctica en su vida; es preciso que la lucha contra la violencia comience desde el mismo clima escolar en el cual sean infundidos valores tales como el respeto y la tolerancia; impartiéndose primeramente a través del ejemplo aquellos principios que garantizarán una buena convivencia y el desarrollo en los alumnos de un carácter integrado por el amor al prójimo y el rechazo hacia todo tipo de violencia.





No hay comentarios.: