Que no se le hagan piedras en el cuerpo

La creencia es casi generalizada. De generación a generación se repite la frase: “no te comas las pepas de las frutas porque te va a crecer un árbol en la barriga”. Eso no es cierto. No hay una base científica que sustente la creencia. En el mundo vegetal hay muchos alimentos que tienen pepa, por ejemplo, el ají, el tomate, la granadilla. Ellos tienen un trayecto directo por el estómago. Así como entran, se van.
En realidad, la formación de cálculos tiene relación con la alimentación. En nuestro medio es común el síndrome metabólico, que incluye enfermedades como obesidad, trastornos de la tiroides, colesterol, triglicéridos, ácido úrico. Eso se agrava con el exceso de ciertos alimentos como grasas, fritos, leche, yogur, carnes rojas, camarones, langostinos, embutidos.
Estos forman los cálculos que pueden tener como base el colesterol, el calcio o el ácido úrico. Estos son duros como piedra, los que están formados de colesterol tienen un color verde amarillento como pepas de granadilla. Su extensión puede ir desde dos milímetros hasta cinco centímetro.
Cuando son de este diámetro pueden tomar la forma de toda la vesícula.
El hecho es que el líquido que es la bilis se hace gel y ese gel se hace sólido y forma el cálculo, que puede quedarse dentro del hígado. También puede depositarse en la vesícula y a veces se expulsa por la vía biliar al intestino. En un cuadro grave se obstruye la vía pancreática, y se produce una inflamación del páncreas o de las vías biliares.
Los cálculos también son hereditarios, porque se hereda el síndrome metabólico. Madres con cálculos en la vesícula dan hijas con cálculos en la vesícula, por ejemplo.
Si una persona tiene el colesterol y los triglicéridos elevados tiene un alto riesgo a formar cálculos biliares. Pero en realidad este problema solo es el resultado de otra enfermedad encubierta. La situación precipitante de un cálculo sería un trastorno de la tiroides o paratiroides. Estas glándulas mantienen un control equilibrado del calcio y del fósforo. Entonces, al enfermarse dan este trastorno de descenso brusco o aumento brusco del calcio.
Hay pacientes que pueden hacerse un ecosonograma hoy y no tener nada y después de un año, repetir el procedimiento y ya tenerlos.
Se pueden formar en poco tiempo, en meses o en un año. Incluso en el paciente operado de la vesícula se pueden volver a formar cálculos, a pesar de que se le sacó este órgano. El problema no está en la vesícula sino en el metabolismo del paciente, la gordura, la obesidad, la presión alta, el colesterol. Si no se curan esos factores y la persona sigue con esa alimentación puede volver a ocurrir el cuadro.
Allí los cálculos son más peligrosos porque estos van directamente a obstruir el páncreas, y dar la enfermedad llamada pancreatitis, que es grave, porque el paciente ya no va a cama a general sino a terapia intensiva. Por lo mismo, se requiere mejorar la alimentación para evitar estos cuadros.
Fuente: www.elcomercio.com
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