¿Qué son las alergias?
Una alergia es una reacción desproporcionada del sistema inmunitario a una sustancia que es inofensiva para la mayoría de la gente. Pero en una persona alérgica, el sistema inmunitario trata a la sustancia (denominada alergeno) como un invasor y reacciona de manera inapropiada, provocando síntomas que pueden ir de las molestias leves a problemas que pueden poner en peligro la vida de la persona.
El sistema inmunitario de una persona alérgica, en un intento de proteger al cuerpo contra algo que percibe como una amenaza, produce anticuerpos denominados inmunoglobulina E (IgE) contra el alergeno. A su vez, estos anticuerpos hacen que unas células denominadas mastocitos liberen ciertas sustancias químicas, incluyendo la histamina, en el torrente sanguíneo para defenderse del alergeno “invasor”.
Es la liberación de estas sustancias químicas lo que causa las reacciones alérgicas, que afectan a los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones, la piel y/o el tubo digestivo. La posterior exposición al mismo alergeno (sustancias como el polen o los frutos secos) volverá a desencadenar la misma reacción alérgica. Esto significa que, cada vez que la persona se exponga o ese alergeno, sea comiendo determinado alimento o bien tocando o respirando determinada sustancia, presentará una reacción alérgica.
¿Por qué algunas personas desarrollan alergias?
La tendencia a desarrollar alergias suele tener una base hereditaria, lo que significa que se puede “trasmitir” de padres a hijos a través de los genes. De todos modos, el hecho de que usted, su pareja o uno de sus hijos sea alérgico a algo no significa que todos sus hijos tengan que desarrollar necesariamente alguna alergia. Además, generalmente una persona no hereda una alergia en concreto, sino sólo una propensión a tener alergias.
De todos modos, una cantidad reducida de niños tiene alergias a pesar de que en su familia no hay ningún otro miembro que sea alérgico. Y, si un niño es alérgico a una sustancia, es probable que también lo sea a otras.
Los alergenos aerotransportados más frecuentes
Algunas de las sustancias más habituales a las que es alérgica la gente son aerotransportadas (transportadas por el aire). Seguidamente describimos los más habituales:
Los ácaros del polvo son una de las causas más frecuentes de la alergia. Estos insectos microscópicos viven a nuestro alrededor y se alimentan de los millones de células de piel muerta que se desprenden cada día de nuestros cuerpos. Los ácaros del polvo son el principal componente alérgico del polvo doméstico, que contiene muchas otras partículas como, por ejemplo, fibras de tejidos y bacterias, así como alergenos microscópicos de origen animal. Presentes a lo largo de todo el año en la mayor parte de EE.UU. y de otros países (aunque no viven a grandes altitudes), los ácaros del polvo abundan en la ropa de cama, los tapizados, las alfombras y las moquetas.
El polen es otra de las principales causas de alergia (la mayoría de la gente conoce la alergia al polen con el nombre de fiebre del heno). Los árboles, los arbustos, el césped y la hierba de prados y pastos liberan estas partículas minúsculas al aire para fecundar otras plantas. La alergia al polen es estacional, y el tipo de polen al que es alérgico un niño determinará cuándo presentará síntomas alérgicos.
El moho, otro alergeno habitual, está compuesto por hongos que proliferan en ambientes cálidos y húmedos, tanto en interiores como en el exterior. En el exterior, el moho se forma en zonas mal drenadas donde se acumula el agua y/o la humedad, por ejemplo, en los montones de hojas en descomposición o en los contenedores de abono. En interiores, el moho prolifera en lugares oscuros y poco ventilados como, por ejemplo, baños y sótanos con humedades o goteras.
Los alergenos de origen animal, en su mayoría procedentes de animales domésticos homeotermos (de sangre caliente) pueden desencadenar reacciones alérgicas en niños y adultos. Cuando el animal se lame, la saliva se le deposita en el pelaje o las plumas. A medida que la saliva se seca, las partículas proteicas son transportadas por el aire y se adhieren a los tejidos que hay en el entorno doméstico. Los gatos son los “peores enemigos” de las personas alérgicas porque la proteína de su saliva es diminuta y porque estos animales tienden a lamerse más que otros como parte del aseo diario.
Las cucarachas también son alergenos que se pueden encontrar en el entorno doméstico, sobre todo en áreas urbanas. Es posible que la exposición a edificios infestados de cucarachas sea una de las principales causas de las mayores tasas de asma entre los niños que viven en grandes núcleos urbanos.
Otros alérgicos
Veneno de insecto. En la mayoría de los niños, una picadura de insecto sólo se asocia a inflamación, enrojecimiento y picor en el lugar de la picadura, aparte de unas pocas lágrimas. Pero, si un niño es alérgico al veneno de determinado insecto, una picadura de ese insecto podrá provocarle síntomas más graves. Aunque algunos médicos y padres creían que la mayoría de niños, a la larga, acaban superando este tipo de alergias, en un estudio reciente se ha constatado que las alergias al veneno de insecto suelen persistir durante la etapa adulta.
Medicamentos. Los antibióticos -medicamentos utilizados para tratar infecciones- son los fármacos que provocan más reacciones alérgicas. Hay muchos otros medicamentos, incluyendo los que se venden sin receta médica, que también pueden provocar reacciones alérgicas. Si usted sospecha una alergia de medicina, hable con su médico primero antes asumir una reacción es un signo de alergia.
Sustancias químicas. Algunos productos de belleza y algunos detergentes para la ropa provocan en algunas personas erupciones asociadas a picor. Esto suele obedecer a que esas personas son alérgicas a los componentes químicos de tales productos. Los tintes, los productos de limpieza de uso doméstico y los pesticidas utilizados en jardinería pueden provocar reacciones alérgicas en algunas personas.
Signos y síntomas
El tipo y gravedad de los síntomas de la alergia varían entre tipos de alergias y entre pacientes. Las alergias pueden aparecer como picor en los ojos o picor en la nariz, estornudando, congestión nasal, la estrechez de garganta, el problema que respira, e incluso choque (la tenuidad o desmayase). Los síntomas pueden ir de leves o importantes molestias estacionales (por ejemplo, en las alergias desencadenadas por el polen o por determinados tipos de moho) a problemas que se manifiestan durante todo el año (desencadenados por alergenos como los ácaros del polvo o ciertos alimentos).
Tratar las alergias
No existe una cura real para las alergias, pero es posible aliviar sus síntomas. La única forma de controlar las alergias es reducir o eliminar la exposición a los alergenos. Esto significa que los padres deben educar a sus hijos desde pequeños, no sólo sobre la alergia en sí misma, sino también sobre las reacciones que pueden presentar si ingieren o entran en contacto con el alergeno.
Informar a todas y cada una de las personas que están al cuidado de su hijo (desde los monitores y profesores del colegio o guardería hasta los familiares y los padres de sus amigos) sobre la alergia que éste padece es igual de importantes para reducir al máximo los síntomas alérgicos del niño. Si no es posible o factible reducir la exposición al alergeno, lo más probable es que el alergólogo le recete a su hijo medicamentos, incluyendo antihistamínicos (que se pueden adquirir sin receta medica) y corticoesteroides inhalados o en nebulizador nasal.
Aquí tiene algunas medidas que usted puede adoptar para ayudar a su hijo a evitar los alergenos transportados por el aire:
No permita que los animales domésticos entren en algunas habitaciones de la casa, por ejemplo, en el dormitorio de su hijo, y báñelas cuando sea necesario.
Retire las alfombras, alfombrillas o moquetas de la habitación de su hijo (las superficies duras no acumulan tanto polvo como las almohadilladas).
No cuelgue cortinas gruesas y deshágase de los objetos que tienden a acumular polvo.
Limpie la casa frecuentemente
Si su hijo es alérgico a los ácaros del polvo, utilice fundas especiales para cubrir sus almohadas y colchones.
Si su hijo es alérgico al polen, mantenga las ventanas cerradas cuando la polinización esté en su máximo apogeo, pídale a su hijo que se cambie de ropa cuando llegue a casa después de estar al aire libre y no le deje cortar el césped.
Si su hijo es alérgico al moho, pídale que evite los lugares húmedos, como los sótanos, y mantenga limpios y secos el cuarto de baño y otros lugares donde se tiende a formar moho.