Cómo elegir médico sin equivocarse

Elegir
médico o especialista es un dilema que se plantea de manera frecuente
si decidimos acudir a la medicina privada. Cuantos menos errores se
cometan al escoger un profesional de la salud, mayores garantías de
éxito terapéutico tendremos. La calidad de la información y la atención
son dos factores determinantes a la hora de evaluar la calidad
profesional de un médico.
¿Qué
factores hay que tener en cuenta para depositar nuestra confianza en un
facultativo? ¿Cuáles son los indicadores de que estamos recibiendo una
adecuada atención médica? ¿Cómo se pueden conocer la experiencia y
cualificación de un médico de antemano? Conocer la respuesta a estas
preguntas es decisivo para la salud.
En
medicina, como en otras actividades profesionales, hay médicos buenos,
menos buenos y mucho menos buenos. Por eso, cuantas menos equivocaciones
cometa en la elección del médico o especialista, mayores garantías de
éxito terapéutico obtendrá.
Una
de las informaciones más asequibles sobre los médicos la facilitan
otros usuarios: el testimonio de los pacientes suele dar una idea de
cómo actúa un facultativo, el grado de atención que dedica, sus
honorarios y la eficacia de sus actuaciones.
Además,
los fallos de un profesional son mucho más comentados que sus
actuaciones positivas, por lo que si obtenemos referencias favorables
sobre un profesional, podemos estar bastante seguros de que esa buena
opinión está justificada.
Pero
conviene profundizar al preguntar a otros usuarios sobre su médico, ya
que las necesidades, exigencias o modos de entender la salud de esos
pacientes pueden diferir de los nuestros.
Atención Primaria: El primer paso
Otro
referente para conseguir una buena atención es el médico de atención
primaria o de familia, que orienta al paciente, le ayuda a interpretar
la información médica y a decidir qué hacer y que también le sirve de
guía, cuando necesita acudir a otro lugar para efectuarse pruebas,
obtener una segunda opinión, tratarse por un especialista o recibir
atención hospitalaria. La orientación del médico de familia es decisiva,
ya que una persona con dolor de pecho puede pensar que tiene un
problema del corazón y que debe acudir al cardiólogo, cuando en realidad
puede estar sufriendo un problema músculoesquelético, de ansiedad o
abdominal, para el cual debe consultar a otros especialistas.
Se
aconseja consultar a un experto si hay que someterse a una cirugía muy
especializada o delicada, la cual un cirujano local puede haber
practicado pocas veces, pero que un cirujano de un gran centro médico ha
efectuado en cientos de ocasiones.
Para
determinados casos, también es decisivo el papel de los llamados
superespecialistas, como un ginecólogo con experiencia en cáncer de
ovarios, que puede ser de gran ayuda en problemas serios como el cáncer,
o superespecialistas en la infertilidad, los embarazos de alto riesgo o
los estudios genéticos.
Existen
desde neurólogos pediátricos, hasta gastroenterólogos
superespecializados en trastornos hepáticos o psiquiatras dedicados a la
psiquiatría infantil, adolescente o geriátrica, las drogodependencias, o
los trastornos del sueño o la alimentación.
Cuando
la persona tiene algún tipo raro de cáncer o necesita un tratamiento
complicado, lo mejor es que acuda al mayor centro médico con mayor
experiencia en ese campo, y que recurra a un especialista con la mayor
práctica sobre ese trastorno.
En
los casos de problemas muy especificos conviene acudir a un centro
médico que tenga los mejores expertos en un determinados trastornos y
preguntar al médico cuántas veces ha efectuado la intervención que le
aconseja y con qué resultados.
En
cualquier caso la confianza en el médico y la posibilidad de una
comunicación fluida con él son factores que reparcuten positivamente en
la respuesta al tratamiento y en la evolución de la enfermedad.
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