Sin la carne sí hay energía

De vez en cuando, los descubrimientos científicos arrojan a la luz datos curiosos que permiten eliminar prejuicios. Este es uno de esos hallazgos: los gladiadores eran vegetarianos. La noticia se dio a conocer en 2004, cuando el análisis químico de los huesos de 70 esqueletos encontrados en un cementerio de gladiadores, en lo que fue la ciudad de Efeso (al oriente de la actual Turquía), reveló que la dieta de estos guerreros sanguinarios estaba compuesta principalmente por cebada y granos. No en vano los textos antiguos se referían a los gladiadores como ‘hordearii’, que literalmente significa ‘hombres de cebada’, según la web Archeology.com.
Citando al periodista Tom Leonard, en su nota ‘Veni, vidi, veggi’ que puede hallarse en la versión digital del diario inglés Telegraph, esta noticia echó abajo “la imagen tradicional de machos carnívoros” que Hollywood implantó en el imaginario colectivo. Además, lleva a cuestionar la creencia popular de que solo al comer carne se obtienen la energía y los nutrientes necesarios para llevar una vida saludable y ajetreada.
“La alimentación vegetariana, desde mi punto de vista, no es mala y bien llevada no produce deficiencias de ningún tipo”, comenta la docente y Coordinadora de la Carrera de Nutrición Humana de la Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Verónica Espinosa. “Es una dieta saludable, pero exige que el vegetariano tenga un conocimiento muy amplio de los alimentos y de las cantidades que se deben consumir para poder llevar una alimentación adecuada, variada, suficiente y equilibrada”.
Al saber elegir y combinar los diferentes alimentos de origen vegetal, se puede llegar incluso a suplir aquellos nutrientes presentes en las carnes. Así, la combinación de una leguminosa (como la soya) con un cereal da como resultado el consumo de los ocho aminoácidos esenciales que están presentes en las carnes. Por esta razón, la carne de soya y el gluten o carne vegetal (una especie de masa que se obtiene del procesamiento de los cereales, especialmente del trigo) son una opción altamente nutritiva para aquellas personas que han decidido, por saludo o ideología, suprimir el consumo de carnes (rojas y blancas). “Hoy en día, en el mercado existe un sinnúmero de alimentos procesados de leguminosas o de granos que permiten obtener aquello que la carne da”, comenta Espinosa.
Sin embargo, no en todos los casos se podrán suplir los nutrientes que se encuentran en los productos de origen biológico por los de origen animal. Por ejemplo, la combinación de la leche de soya con un cereal daría como resultado los ocho aminoácidos esenciales, pero no llegaría a los 10 que se encuentran en la leche de origen animal. “Por esta razón, los vegetarianos estrictos que no consumen ningún alimento de origen animal podrían llegar a tener algún tipo de deficiencia nutricional”, explica Espinosa.
En la actualidad, existen diferentes corrientes del vegetarianismo, que se diferencian entre sí por la clase de productos de origen animal que admiten en su dieta diaria. Así, encontramos a los ‘ovolacteovegetarianos’, que consumen de todo excepto carnes; están los ‘lacteovegetarianos’, que excluyen la carne y los huevos pero no la leche; los ‘ovovegetarianos’, que no consumen leche ni carne, pero sí huevos; y los ‘veganos’, que no comen ningún alimento animal.
Como se explica en Wikipedia, la primera vez que se utilizó el término “vegetarianismo” fue en 1847, con la fundación en Manchester (Inglaterra) de la Sociedad Vegetariana (Vegetarian Society). Antes de esta fecha, sin embargo, ya existían grupos de personas inclinados a desistir de la carne por cuestiones ideológicas. En la Grecia del siglo VI a.C., por ejemplo, los seguidores del filósofo griego Pitágoras, interesados en el desarrollo del pensamiento y del alma, llevaban una dieta sin carne, conocida como ‘dieta pitagórica’. Algunos personajes famosos de la historia también han sido vegetarianos. Entre ellos Albert Einstein, León Tolstoi, el Premio Nobel de Literatura Isaac Bashevis Singer y el multifacético Leonardo da Vinci.
“Cuando era niña, la gente creía que al volverse vegetariano uno se iba a volver enclenque y tonto”, comenta Irina Moncayo, egresada de Ingeniería en Biotecnología, que sigue una dieta ovolacteovegetariana desde que tenía 12 años. “Ahora, aunque la gente no ha llegado a comprender mi vegetarianismo, por lo menos lo respetan”, comenta. Este cambio de mentalidad se ha manifestado en un aumento no solo de tiendas especializadas, sino en el hecho de que muchos restaurantes ofrecen ahora una opción vegetariana en su menú.
“Mucha gente cree que ser vegetariano es ser conejo y que con una ensalada basta, pero no es así”, dice Moncayo. “Ahora existe de todo en comida vegetariana: salchichas de soya, carne de soya y todo sabe muy bien”. En esto coincide la ingeniera de alimentos, Gladys Eras. “Uno se puede alimentar de la misma manera que con la carne, solo se tiene que reemplazar la proteína cárnica por la vegetal. La ventaja de nuestro mundo es que hay tantos alimentos que podemos encontrar todos los componentes básicos para nutrirnos”, explica Eras. Ella es una ovovegetariana desde hace 15 años y mantuvo esta dieta durante sus dos embarazos. “Los pediatras que no estaban en nuestra línea se angustiaban un poco y nos daban otro tipo de sugerencias”, anota Eras. Sin embargo, como se explica en la web Eatright.com , las dietas ovolacteovegetarianas e incluso las dietas veganas bien planificadas pueden llegar a ser nutricionalmente apropiadas para todas las etapas de desarrollo.
“Nosotros llevamos el mismo ritmo de vida que los demás”, concluye Eras. “Dejar la carne no significa dejar de hacer actividades físicas. Uno tiene las mismas energías con una dieta vegetariana porque se están tomando los mismos nutrientes. Solo es cuestión de saber reemplazar la proteína animal por una proteína de origen vegetal”, añade esta ingeniera.
Fuente: www.elcomercio.com
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