miércoles, 8 de octubre de 2014

Ecológicos, orgánicos y naturales

Cada vez más los consumidores se esfuerzan por buscar alimentos que cuenten con estas características, aunque la tarea se torne un tanto difícil 

Dejando aparte las exageraciones, que las hay, la verdad es que la salud del planeta es una de las cosas que hoy preocupan más al hombre, junto, por supuesto, con la salud propia; ambas obsesiones tienen su reflejo en la alimentación, sector en el que lo ecológico, lo "natural", es un plus cada vez más apreciado.

A los efectos que nos ocupan, hoy entendemos por productos "ecológicos" -otros hablan de agricultura "orgánica"- a aquellos que han sido cultivados sin echar mano de fertilizantes ni plaguicidas químicos. Se buscan abonos orgánicos -¿qué habrá sido del tan popular nitrato de Chile?- y se combaten las plagas sin apelar a insecticidas del tipo del prohibido DDT; más bien se combaten los insectos dañinos con la introducción de insectos benignos, y técnicas por el estilo.

En fin, que, como apuntamos, lo ecológico es un plus, y es normal que lo sea. Los problemas empiezan cuando el consumidor, y hablamos sobre todo del habitante de las grandes ciudades, intenta surtirse de productos ecológicos: lo tiene difícil. En primer lugar, porque no abundan esos productos en los anaqueles de los supermercados ni de las verdulerías; es cierto que hoy se puede acceder a algunos de ellos por internet, pero tampoco crean que a muchos. Y, por otra parte, todo plus de aprecio acaba siendo,también, un plus de precio: los productos de agricultura ecológica son más caros que los otros.

Normal que lo sean, por otra parte; no es que losfertilizantes naturales sean más caros que los inorgánicos -si lo piensan bien, no hay nada que cueste menos que el más natural y antiguo de los abonos "naturales"-, pero sí que lo son los sistemas orgánicos de combatir las plagas, sin contar los daños que esas mismas plagas, no sólo insectos, sino malas hierbas, causan en los cultivos.

Así que la mejor manera de surtirse de tomates o puerros "ecológicos" va a ser... cultivarlos uno mismo. Claro, el primer problema es tener dónde, tener un terreno; uno puede cultivar tomates en una maceta, pero no conseguirá frutos suficientes para todo el año. Hace falta suelo. Y a la gente le gusta más tener una pileta, y un jardín, que trabajar un huerto. Porque ésa es otra: el huerto hay que trabajarlo. Mucho. Exige dedicación no diremos que plena, pero casi. Y los urbanistas no suelen estar por la labor.

Hombre, si uno tiene una granja como la del cocinero británico Jamie Oliver, y contrata a un agricultor que se la cuide y atienda, miel sobre hojuelas; pero no todo el mundo puede hacerlo. Hay quien empieza a cultivar un huertito para entretenerse, pero poco a poco el trabajo le va absorbiendo: hay que sembrar, trasplantar, luchar contra los bichitos que opinan que uno ha sembrado para ellos, abonar, regar... Trabajar, en una palabra. Y contratar un ayudante supone un gasto que sólo se justificaría si la producción fuera rentable, es decir, ya no hablamos de autosuministro, sino de explotación.

Pero sí: es bonito poder presentar a los invitados una ensalada y decir "es de mi huerto", al estilo de aquel patricio romano que, al servir el vino, les decía:"gracias a los dioses, yo no lo compro", para dar a entender que es de cosecha propia. Ahí está el detalle: el día que el agricultor que cosecha productos de primera calidad en todos los sentidos obtenga el prestigio social que tienen los vinateros... las cosas habrán empezado a cambiar. A todos nos gusta que se nos reconozca nuestro trabajo. Y no sólo económicamente.

En fin, mientras llega su huerto particular, consuman, si lo creen oportuno, productos "ecológicos". Pero separen el grano de la paja: en esto de lo ecológico, lo orgánico, lo natural, hay también bastantes cuentistas: aprendan a conocerlos... y evítenlos.


Fuente: Observa.com.uy
Autor: Caius Apicius, de la agencia EFE




            

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