sábado, 30 de mayo de 2015



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Sobre el libro


Conoce más sobre el libro y sus autores


Mark Finley, autor de muchos libros, es un conferencista reconocido a nivel mundial.
Peter Landless, escritor prolífico, es un notable cardiólogo nuclear.
¿Cuánto pagarías para conocer los secretos del bienestar? Tener una óptima salud es algo que todos deseamos, pero infelizmente muchas personas solo se dan cuenta después de que la pierden.
Viva con Esperanza presenta formas simples de evitar asesinos crónicos como el cáncer, diabetes, problemas del corazón y obesidad. Aquí descubrirás los reales beneficios de la buena nutrición para el cuerpo y la mente. Más allá de eso encontrarás una fórmula para aumentar la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerte a ellas, y verás cómo el amor y el perdón restauran el corazón.
Al recorrer las páginas de este libro, ciertamente serás desafiado a hacer ajustes en el rumbo de tu vida. Pon en práctica los principios revelados en este Best-seller y te sorprenderás con los increíbles resultados.



Nuestras acciones pueden cambiar el rumbo de las personas



Un  día,  cuando  era  estudiante  de  secundaria, vi a un compañero de mí clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: “¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? ¡Debe  ser  un  “nerd!”
Yo  ya  tenía  planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis   amigos el sábado por la noche, así que me encogí de hombros y seguí mi camino. Mientras  caminaba,  vi  a  un  montón  de  chicos corriendo hacia él, cuando lo alcanzaron, le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus   anteojos volaron y cayeron en el pasto como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos.
Mi  corazón  se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus anteojos. Vi  lágrimas  en sus ojos. Recogí los anteojos y se los di y le dije, “¡esos chicos  son  unos  tarados, no deberían hacer esto!”. Me miró y me dijo: “¡Hola, gracias!”  Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud. Lo ayudé con sus libros. Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por  qué  no  lo  había  visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela  privada.  Yo  nunca  había  conocido  a alguien que fuera a una escuela privada.
Caminamos  hasta  casa.  Lo  ayudé  con  sus  libros;  parecía un buen chico. Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado conmigo y mis amigos, y aceptó. Estuvimos  juntos  todo el fin de semana. Mientras más conocía a Kyle, mejor nos caía,  tanto  a  mí como a mis amigos. Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: “Hola, vas a sacar  buenos  músculos si cargas todos esos libros todos los días”. Se rió y me dio  la mitad para que le ayudara.

Durante los siguientes cuatro años, Kyle y yo nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de  Georgetown y yo iría a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia  no sería un problema. Él estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol.Llegó el gran día de la Graduación.  Él preparó el discurso. Yo  estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Kyle se veía realmente bien. Era una de esas personas que realmente se había encontrado a sí mismo durante la secundaria,  había  mejorado  en  todos  los  aspectos  y  se  veía bien con sus anteojos.  ¡Tenía  más  citas  con  chicas que yo y todas lo adoraban! ¡Caramba! Algunas veces hasta me sentía celoso…

Hoy era uno de esos días. Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que, le di una palmadita en la  espalda y le dije: “Vas a ver que estarás genial, amigo”. Me miró con una de esas miradas realmente de agradecimiento y me sonrió. “Gracias”  me  dijo. Limpió su garganta y comenzó su discurso: “La graduación es un  buen  momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de  estos  años  difíciles:  tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador…  pero  principalmente  a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles a ustedes,  que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir, y  a  propósito,  les voy a contar una historia.
Yo miraba a mi amigo incrédulo, cuando  comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Habló  de como limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él, para que su mamá no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me  miraba  fijamente  y  me  sonreía.
“Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó  de hacer algo irremediable”. Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular  chico  contaba  a todos ese momento de debilidad. Sus padres también me miraban  y  me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud. Recién en ese momento me  di  cuenta de lo profundo de sus palabras:
“Nunca subestimes el poder de tus acciones: con  un  pequeño  gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien  o  para  mal.  Dios  nos  pone  a cada uno frente a la vida de otros, para impactarlos  de  alguna manera.   “Mira a Dios en los demás”.“Los amigos son ángeles que nos llevan en sus brazos cuando nuestras alas tienen problemas para recordar cómo volar”





7 claves para vivir más sano

7 claves para vivir más sanoTodos los estudios lo corroboran: los alimentos influyen de forma sorprendente en la capacidad del organismo para frenar el deterioro celular que conduce al envejecimiento. ¿La prueba? Los habitantes de los países mediterráneos, cuya dieta es rica en alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres...), pescado, aceite de oliva, lácteos descremados... tienen la mayor esperanza de vida de Occidente.

El paso del tiempo envejece nuestro cuerpo y mente. Pero es nuestro deber no dejarnos llevar por esta inercia inevitable. ¡Nosotros podemos hacer algo para luchar contra él y mantener nuestra salud el mayor tiempo posible!
Estas son 7 claves fundamentales para menguar los estragos del paso del tiempo en nuestro cuerpo y mente:
















8 pasos para prevenir la osteoporosis

8 pasos para prevenir la osteoporosisLa osteoporosis cada vez afecta más a las mujeres. La buena noticia es que este enfermedad se puede prevenir y tratar. Para ello, te conviene dar los siguientes pasos:

1. Aprende de qué están hechos tus huesos

Poca gente sabe que nuestro organismo está continuamente destruyendo y construyendo hueso. Durante dicho proceso, células “comedoras de hueso” llamadas osteoclastos, deshacen el tejido óseo, formando cavidades (huecos) en él. Entonces, células “formadoras de hueso”, llamadas osteoblastos, rellenan esos huecos con tejido óseo nuevo. Durante la infancia y la adolescencia, los osteoblastos “ganan” la partida a los osteoclastos. Sin embargo, en algún momento durante la tercera década de vida, las células “comedoras de hueso” empiezan a superar en número a las “formadoras de hueso”... con lo que las pérdidas superan a las ganancias.
“El esqueleto humano es como una cuenta de ahorros”, explica el Dr. Díaz Curiel. “Acumulas reservas durante los 30 primeros años de vida, y luego empiezas a sacar de esa cuenta. Cuantas mayores reservas hayas hecho en los primeros años de vida, más tienes después para poder sacar de esa cuenta”.

2. Entérate de tus factores de riesgo

Además de ser mujer y haber dejado atrás la edad fértil, hay otros factores personales que inciden en las probabilidades de desarrollar osteoporosis. Las mujeres delgadas y con estructura ósea pequeña tienen mayor riesgo que las más rellenitas y con huesos más grandes. A su vez, las caucasianas (blancas) y asiáticas tienen mayor riesgo que las mujeres originarias de países latinoamericanos o africanos. El tabaco y el alcohol son también nefastos para el hueso, lo mismo que la inactividad (ver debajo). El tabaco tiene un doble riesgo para las mujeres, porque, además, reduce los niveles de estrógenos. Aunque el riesgo es menor, también la cafeína –en una dosis de equivalente a más de 3 tazas de café al día—está relacionada con mayor riesgo de osteoporosis. Igualmente, algunas enfermedades pueden agravar la pérdida de hueso y empeorar un diagnóstico de osteoporosis. Entre esas enfermedades se citan el hiperparatiroidismo y el hipertiroidismo, el hipogonadismo, algunos trastornos intestinales y renales y algunos cánceres. A su vez, algunos medicamentos—como los corticosteroides, anticoagulantes, antiepilépticos, hormonas tiroideas.....-- pueden acelerar la pérdida de hueso, por lo que su empleo requiere estricta vigilancia.

3. Vigila los niveles de calcio y vitamina D

Todos los adultos, tanto hombres como mujeres, necesitamos un mínimo de 1.000 mg (1 gramo) de calcio al día. Las necesidades aumentan a 1.500 mg/2.000 mg al día tras la posmenopausia para las mujeres (a partir de los 65 años para los hombres). Como, según las estadísticas, el 50% de las españolas mayores de 50 años no llega a esas cantidades a través de la alimentación, deben tomar suplementos de calcio. Dado que el organismo absorbe una cantidad de calcio limitada cada vez, lo mejor es dividir el total en varias tomas, consumidas preferentemente con las comidas. Muchos suplementos de calcio contienen vitamina D, absolutamente necesaria para absorber el calcio y prevenir la osteoporosis.

4. Sigue una dieta inteligente

Todos los expertos convienen en que lo mejor es consumir la dosis de calcio diaria a través de la dieta, en lugar de a través de suplementos, sobre todo porque los alimentos constituyen un “paquete nutricional” rico en nutrientes que actúan sinérgicamente. Estas son algunas sugerencias:

No te prives de los lácteos... pero tómalos sin su nata


La leche desnatada o semidesnatada, los yogures, postres lácteos y quesos light tienen todo el calcio, sin la grasa saturada (la que aumenta los niveles de colesterol y forma depósitos en las arterias). 


  • Más verde significa más calcio. Además de mucho calcio, las verduras de hoja verde –espinacas, grelos, col verde, brócoli-- tienen folato, potasio y vitamina K, que ayudan a “bloquear” la pérdida de calcio de los huesos. Una sugerencia: además de solas, todas esas verduras quedan muy ricas en purés, con pasta y arroz, con legumbres, con bechamel (preparada con leche descremada y aceite de oliva)...
  • Toma pescado. Comidos con sus espinas, las sardinas de lata y los boquerones pequeños son especialmente ricos en calcio. Los pescados azules –además de sardinas y boquerones, están el atún y el bonito, el chicharro, el jurel, los arenques, el salmón...-- son especialmente ricos en vitamina D.
  • Soberbia soja. La soja (en su forma natural) no solo es rica en calcio, sino que contiene sustancias que se comportan como estrógenos en el organismo y ayudan a mantener la densidad ósea. ¿Que no sabes cómo incorporar soja a tu dieta? Mira en los estantes de los supermercados. Encontrarás desde brotes de soja (muy buenos en las ensaladas) a tofu, pasando por harina de soja (que puedes utilizar en vez de harina en la cocina), galletas e incluso hamburguesas de soja...

  • Incluye cebollas en tu ensalada. Varios estudios con animales han demostrado que el consumo de cebollas reduce el proceso de degradación ósea que conduce a la osteoporosis... No hace falta mucho para conseguir beneficios; basta con incluir unos aros de cebolla en el sándwich o en las ensaladas diarias.
  • Proteínas, las justas. El exceso de proteínas aumenta la excreción de calcio, por lo que los expertos aconsejan limitar el consumo a 50 gr de proteína diarios (63 gr para los hombres). (Para tu cómputo personal, recuerda que 200 gr de carne de ternera tienen 40 gr de proteínas.)

5. Muévete más

Nos dicen continuamente que el ejercicio fortalece los huesos. Los expertos de la NASA han comprobado ese efecto en el espacio, donde la baja gravedad reduce el esfuerzo que deben hacer los astronautas para mover brazos y piernas. Al no haberse previsto bien dicho efecto, los primeros astronautas perdieron el 4% de su masa ósea en apenas 80 días: una versión acelerada del proceso de la osteoporosis. Para contrarrestar dicha pérdida, los aparatos de ejercicio forman hoy parte del equipo estándar en los viajes espaciales.
Aquí en la Tierra también se han hecho estudios para ver el impacto del ejercicio en la pérdida de masa ósea. Uno de ellos comparó la masa ósea de mujeres que bailaban 45 minutos tres veces por semana con la de mujeres que no hacían ningún tipo de ejercicio. A los 4 años, las “bailarinas” habían perdido mucha menos masa ósea que las sedentarias... independientemente de que fueran o no menopáusicas.
Además del baile, ¿qué ejercicios recomiendan los expertos? La respuesta es “todos los que supongan un esfuerzo para vencer la fuerza de la gravedad”. Caminar a paso rápido, subir escaleras, bailar, jugar al tenis, hacer aeróbic de bajo impacto, hacer senderismo y montañismo, levantar pequeñas pesas, montar en bici... son excelentes opciones si se practican un mínimo de 30-45 minutos, tres veces por semana.
Hacer pesas está especialmente indicado. Se ha comprobado que un programa regular de ejercicios con pesas no sólo impide la pérdida de hueso, sino que puede ayudar a construir hueso a medida que cumplimos años. Por su parte, el Tai Chi mejora la postura y el equilibrio, reduce el riesgo de fracturas y puede ayudar a mantener la masa ósea. La natación no sirve: como, en el agua, los huesos y músculos apenas trabajan contra la gravedad, no se forma hueso.

6. Vigila tu densidad ósea y tu altura

Las pruebas que miden la densidad ósea ―bien por ultrasonidos o por absorciometría dual por rayos X (DEXA― son la única forma fiable de predecir el riesgo de fractura de una paciente y de llegar a un diagnóstico fiable de osteoporosis. Todas las mujeres mayores de 60/65 años y las mujeres posmenopáusicas con factores de riesgo de osteoporosis (ver más arriba) deberían someterse a esas pruebas. Los tests anuales permiten observar el ritmo al que el o la paciente pierde hueso. También, no dudes en pedir a tu médico que mida tu altura todos los años. Una pérdida de 1,5 cm a 2 cm al año es señal de fracturas vertebrales silentes y/o de osteoporosis.

7. Cambia tu estilo de vida

  • Deja de fumar. Una de cada ocho fracturas de cadera en las mujeres está relacionada con el tabaquismo. Se sabe también que las personas mayores de 80 años que fuman tienen el doble de riesgo de fracturas de columna y un riesgo de fractura de cadera un 50% superior a las que no fuman. Aún más: las fracturas no sólo tardan más en sanar en los fumadores/as, sino que sanan mucho peor.
  • Cuidado con el alcohol. Aunque 1 ó 2 copas de vino al día son cardiosaludables, la recomendación se limita a esa cantidad. Además de otros riesgos (por ejemplo, para el hígado), el exceso de alcohol impide que el organismo absorba el calcio debidamente.
  • Evita los estados depresivos. Está demostrado que la depresión hace que el organismo produzca cortisol, hormona del estrés que “roba” minerales a los huesos. Varios estudios han comprobado que las mujeres con diagnóstico de depresión clínica tienen menores densidades óseas en cadera y columna que las que no padecen ese problema. Si tienes síntomas de depresión, acude sin más demora al psiquiatra o al psicólogo. No sólo evitarás sufrimientos psíquicos, sino que tus huesos te lo agradecerán, y mucho. Otro remedio eficaz en estados depresivos: hacer vida al aire libre. La luz solar y el contacto con la naturaleza son a veces más eficaces que las pastillas.

8. Infórmate acerca de los tratamientos

El tratamiento de la osteoporosis ha avanzado muchísimo en los últimos años. Ciertos medicamentos han cedido paso a otros nuevos, más eficaces y/o con menos efectos secundarios. De todos modos, es importante decir que no hay un tratamiento que valga para todo el mundo. Cada paciente debe hablar con su médico acerca de la opción más apropiada en su caso. Los pacientes informados asumen mejor el control de su enfermedad.
  • Tratamientos hormonales. Dado que varios estudios comprobaron que la terapia sustitutoria con estrógenos (THS)—sin duda eficaz a la hora de reducir el riesgo de fracturas osteoporóticas-- aumentaba el riesgo cardiovascular y de cáncer de mama, ahora se reserva su uso sólo para mujeres con síntomas de la menopausia muy intensos..
  • Bifosfonatos. La antes popular calcitonina (que previene fracturas vertebrales y tiene efecto analgésico) empezó a perder protagonismo con la aparición de los bifosfonatos. Estos –alendronato y risedronato--, han demostrado que aumentan la masa ósea y previenen tanto fracturas de cadera como vertebrales. Un estudio con alendronato demostró que los efectos se mantienen a los 10 años, sin efectos secundarios.
  • Bifosfonato mensual. Bonviva®, de Roche y GSK, es el primer fármaco contra la osteoporosis en una dosis mensual. Hasta su aparición, las mujeres debían tomar un comprimido semanal o diario para tratar la osteoporosis. Su comercialización en España comenzó el pasado mes de enero y está indicado, en dosis de 150 mg mensual , en mujeres posmenopáusicas con alto riesgo de fractura.
El nuevo medicamento (ácido ibandrónico) reduce el riesgo de las principales fracturas (vertebrales y no vertebrales) en más de un tercio en un período de 2 años, según un metaanálisis presentado en el último Simposio Internacional de la Fundación Nacional de Osteoporosis.






Osteoporosis, una enfermedad que no alerta

Osteoporosis, una enfermedad que no alerta
Afecta a la mitad de las mujeres mayores de 50 años y a la mayoría de las que superan los 70. Provoca miles de hospitalizaciones anuales y supone un gasto enorme para el Estado. Con el paso del tiempo, el riesgo de los hombres de padecer la enfermedad también se incrementa. ¿Hasta cuándo vas a seguir haciendo como si el problema no fuera contigo?

Cuando esperaba que llegara el autobús, cargada de bolsas de compra, Lola, de 56 años, sintió un fuerte dolor en la cadera derecha. Juana siempre había presumido de tener una salud de hierro y era una mujer de carácter animado y optimista. Ahora, en aquella calle abarrotada, casi incapaz de caminar, se sentía totalmente desvalida. Alguien llamó a un taxi y la acompañó al servicio de urgencias de un gran hospital. “El diagnóstico fue rápido y demoledor: se me habían roto varias vértebras”, explica Lola. “El comentario del radiólogo fue lo más deprimente. Al mirar las radiografías, le oí que decía que le parecía estar mirando los huesos de una mujer de 80 años”.
Lucía, de 64 años, estaba sacudiendo una pequeña alfombra en el balcón de su casa, cuando notó un fuerte dolor en la muñeca izquierda. En su caso, las radiografías no sólo confirmaron la fractura de dicha muñeca, sino revelaron una fractura de compresión en una vértebra dorsal, que el médico dijo que era antigua, pero que ella no sabía que tenía.
Lola y Lucía y otros 2,5 millones de españolas (y medio millón de varones) comparten la misma enfermedad: la osteoporosis (que significa, literalmente, “huesos porosos”). Como ellas, la mayoría se enteran de que padecen el problema cuando sufren una fractura espontánea (de cadera, columna, muñeca y otras) o como consecuencia de un trauma casi siempre leve. El problema es mundial: hoy, la osteoporosis afecta a más de 200 millones de personas en el planeta y se calcula que, sólo en Europa, se produce una fractura por osteoporosis cada 30 segundos.





10 consejos eficaces para el dolor lumbar

10 consejos eficaces para el dolor lumbarLo mismo que el catarro, que responde mejor a la sopa que a los antibióticos, el tratamiento del dolor lumbar se alivia más eficazmente con remedios simples, aplicados de forma continuada, que con tratamientos de acción rápida.Para acabar con el dolor lumbar que estamos padeciendo es importante tener en cuenta las medidas que indicamos a continuación son tan efectivas que los propios médicos las consideran como parte esencial del tratamiento, no como terapia opcional.

1. Ponte en forma

Las estadísticas indican que para evaluar la mejoría de una persona con un problema de espalda lo mejor es comprobar su capacidad aeróbica. Eso quiere decir que si tienes un problema de espalda que no requiere cirugía, te interesa mejorar tu forma física. Un ejercicio muy eficaz es caminar llevando pequeños pesos en las manos.

2. Pisa en blando

El impacto de las pisadas en el asfalto genera un estrés físico que se transmite a la espalda y produce dolor. Ese dolor puede evitarse usando zapatos o plantillas que absorben el impacto y que se venden en zapaterías especiales y tiendas de deporte. Varios estudios han revelado que el 80% de las personas que padecen dolores de espalda notan rápida mejoría cuando cambian el calzado habitual por otro con almohadillas o suela que absorben el impacto.

3. No descanses demasiado

Para un dolor de espalda agudo y puntual, nada como el descanso... en un primer momento. Luego, para estimular la circulación, tienes que levantarte y caminar al menos media hora cada tres horas. Si no, correrás el riesgo de quedarte rígido como una tabla y cualquier movimiento te produciría dolor. De hecho, el reposo en cama puede no ser beneficioso. Un estudio ha demostrado que las personas a las que se aconseja permanecer en cama una semana por un dolor de espalda pierden un 45% más de días de trabajo en los tres meses siguientes que los que no superan los dos días de cama.

4. Toma aspirina o paracetamol

El dolor de espalda se puede aliviar con cualquier calmante que tenga ácido acetilsalicílico, ibuprofeno o paracetamol, de venta sin receta. Si bien es conveniente tomarlos en cuanto aparece el dolor, no conviene hacerlo antes... “por si el dolor aparece”.

5. Túmbate con las piernas en alto

Si pruebas esta técnica de relajación, seguro que repites (en todo caso, te conviene). Túmbate en el suelo, con las pantorrillas apoyadas en lo alto de una silla y las rodillas dobladas en un ángulo de 90º. Más que ninguna otra postura, esta posición reduce la presión en la espalda. Además, a la mayoría de la gente le resulta muy cómoda.

6. Antes de hacer ejercicio, calienta los músculos

Al igual que una banda elástica, los músculos sufren y se deterioran al estirarse por un movimiento brusco. Por eso, lo mejor es calentarlos con una marcha relajada y sostenida. Camina balanceando suavemente los brazos al andar y luego gírate lentamente de un lado al otro, como en un swing de golf. Haz el movimiento varias veces antes de hacer ejercicios que exigen coger impulso o fuerza.

7. Mantente recto, pero relajado

Para una espalda recta, no hace falta estar derecho como un poste. Los especialistas aconsejan una postura recta, pero relajada, lo mismo estando de pie que sentado. Es como menos tensión se ejerce sobre los músculos de la espalda.

8. Sumérgete en la piscina

Los ejercicios en el agua, (en especial los que incluyen una gran variedad de movimientos, como los que se hacen para aliviar la artritis), son la mejor forma de desoxidar esos músculos de la espalda que pocas veces utilizamos. 

9. Túmbate sobre una pelota de tenis

Tiéndete en el suelo y coloca una pelota de tenis debajo de ti, de forma que presione un punto sensible. Deslízate sobre la pelota, empleando el peso del cuerpo, hasta que el dolor y la sensibilidad disminuyan.

10. Congela -o calienta- el dolor

Pide a tu pareja que te masajee los puntos doloridos con una bolsa de hielo envuelta en una toalla húmeda. También puedes tumbarte de espaldas, con las rodillas dobladas, y deslizar la bolsa de hielo con la toalla debajo de la piel. El calor (por ejemplo, almohadillas eléctricas y botellas de agua caliente) alivia también los dolores lumbares. Para saber qué método (calor o frío), te funciona mejor, pruébalo durante algún tiempo y compruébalo tú mismo.





Ejercicios contra el dolor lumbar

Ejercicios contra el dolor lumbarHay un buen número de ejercicios especialmente recomendados para desarrollar la potencia, resistencia o elasticidad de los músculos que participan en la sujeción de la espalda.Aunque conviene consultar al médico sobre los más adecuados para la lesión concreta, ofrecemos algunos que se han demostrado eficaces para disminuir el riesgo de padecer dolor de espalda y mejorar su evolución en los pacientes crónicos.

Báscula pélvica 
1. Apoya la espalda contra una pared. Verás que la columna lumbar no queda en contacto con el muro. Sólo lo están la cabeza, los omoplatos y las nalgas., de forma que se firme contra una pared.

2. Intenta ahora apoyar la zona lumbar en la pared. Para ello, tendrás que contraer el vientre, de forma que movilices las nalgas hacia arriba y adelante. Los talones se elevarán y te apoyarás en la punta del pie o flexionarás un poco las rodillas.
3. Mantén la columna lumbar apoyada en la pared durante 10 segundos.
4. Descansa y vuelve a empezar.

Elevación contrapuesta de brazo y pierna
1. Túmbate boca abajo y extiende los brazos hacia adelante.

2. Levanta a la vez el brazo derecho, la cabeza y la pierna izquierda, ligeramente flexionada hacia atrás, manteniendo el otro brazo y la otra pierna apoyados contra el suelo. Notarás tirante la musculatura de la espalda. Si existe dolor, abandonar el ejercicio.
3. Mantén la posición y repite el movimiento con la misma pierna.
4. Una vez que te hayas esforzado con un lado, repite con la pierna contraria.

Recogiendo las rodillas
1. Tumbado boca arriba y con los brazos estirados a lo largo del cuerpo, flexiona las rodillas y apoya las plantas de los pies contra el suelo.

2. Flexiona el cuello hacia adelante como si quisieras mirar tu cuerpo.
3. Eleva las rodillas hacia el pecho sujetándolas con ambas manos. Mantenga la posición unos segundos. Apriete ligeramente las rodillas contra el pecho.
4. Vuelve lentamente a la posición de partida y quédate en ella unos segundos.

El gato
1. Ponte a gatas en el suelo, con las rodillas y las manos apoyadas y la espalda recta, horizontal. 
2. Desde esta postura, intenta encorvar la espalda, arqueándola hacia delante y siéntate sobre los talones.
3. Vuelve a comenzar el ejercicio.



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Dolor lumbar crónico

Dolor lumbar crónicoEl dolor lumbar crónico es el dolor que nace en la zona lumbar baja y que persiste en el tiempo. Lumbalgia es una palabra proveniente del griego y que sólo significa lo que el paciente refiere: dolor lumbar.
¿Qué es?
El dolor lumbar crónico es el dolor que nace en la zona lumbar baja y que persiste en el tiempo. Lumbalgia es una palabra proveniente del latín y que sólo significa lo que el paciente refiere: dolor lumbar. La ciática o ciatalgia es otra palabra proveniente del latín que significa dolor por el territorio del nervio Ciático y lo propio es utilizarla cuando la sintomatología se deba a una compresión de este nervio o de alguna de las raíces nerviosas que lo forman. El dolor lumbar puede estar asociado a dolor ciático o presentarse aisladamente. La mayoría de la población presentará o habrá presentado alguna vez en su vida algún episodio de dolor lumbar agudo que ha durado entre unas horas y varios días. El dolor lumbar crónico es la principal causa de absentismo laboral y de los motivos de consulta en los servicios de Traumatología y Cirugía Ortopédica, puesto que puede aparecer tanto en trabajadores manuales como en amas de casa o estudiantes.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas de este síndrome pueden ser muchas y de origen variado. Anatómicamente, el dolor lumbar crónico puede proceder de las estructuras óseas y ligamentosas de la columna vertebral (por desgaste de las articulaciones posteriores o de los discos intervertebrales) o de las vísceras que rodean la columna lumbar (riñones, páncreas). A estas causas podemos añadir otras mucho menos frecuentes como las traumáticas (fracturas vertebrales, espondilolisis), metabólicas (fracturas vertebrales por osteoporosis), tumorales, infecciosas y la aceleración del proceso evolutivo de la degeneración discal tras una intervención quirúrgica por hernia discal. La causa más frecuente del dolor lumbar crónico es la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores. Esto forma parte del proceso normal de involución que aparece en la columna vertebral a partir de los 20 años de edad, como ocurre en otras partes de nuestro organismo, pero si a esto asociamos una musculatura abdominal y lumbar pobre (facilitada por un abdomen prominente y flácido), el sobrepeso (que hace trabajar continuamente a la columna con cargas mayores para las que está «diseñada»), permanecer de pie durante mucho tiempo y posturas continuas forzadas en flexión lumbar, podemos garantizar que tarde o temprano aparecerá el temido dolor lumbar.
¿Cuáles son sus síntomas?
El principal síntoma, como dice su nombre, es un dolor persistente en la zona lumbar baja, identificada como la parte posterior de la cintura, que se desencadena cuando se permanece de pie y mejora notablemente en la cama. Este dolor puede aparecer en la zona lumbar baja pero también puede percibirse en la zona inguinal incluso en genitales y, más frecuentemente, en la cara posterior del glúteo, en la cara posterior y lateral del muslo y, menos frecuentemente, en la pantorrilla y cara lateral de la pierna y en el talón. El dolor no suele percibirse como una corriente que baja desde el glúteo hasta el pie si no que aparece como en parches, «a trozos», en la zona lumbar baja, en glúteo y muslo. Puede aparecer dificultad para andar por el dolor en la zona lumbar y por la extremidad inferior.
¿Quién puede padecerlo?
El dolor lumbar aparece habitualmente a partir de la cuarta década de la vida, aunque puede aparecer a todas las edades. Dependiendo de la causa, las edades son variables. En un adolescente pensaremos en una fractura de la parte posterior de la vértebra (espondilolisis), que aparece con relativa frecuencia (alrededor del 6 por ciento), y en un adulto sano (a partir de los 30 años) lo más frecuente es que se deba a una degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del dolor lumbar crónico se realiza a partir de la historia clínica que explica el paciente y de la exploración física que practica el médico en la consulta. Las radiografías simples en proyección AP y Lateral que realizamos son pruebas complementarias y nos permitirán descartar otro tipo de patologías, puesto que los hallazgos que podemos encontrar en ellas (disminución de la altura discal, crecimientos óseos en los márgenes vertebrales, escoliosis, etc..) también se aprecian en pacientes sin ningún tipo de dolor lumbar. La Resonancia Magnética y la TAC o Scanner sirven para confirmar una herniación discal u otra patología específica cuando lo sospechamos por la clínica, pero tienen poca utilidad en el diagnóstico del dolor lumbar crónico típico por la alta frecuencia de hallazgos supuestamente patológicos que aparecen en población asintomática.
¿Cuál es el tratamiento?
El primer escalón del tratamiento se basa en:
La estabilización de la columna lumbar. La podemos alcanzar con medios externos, como la utilización de fajas o corsés y principalmente mediante la tonificación de la musculatura abdominal y espinal a través de ejercicios que no requieran una movilización de la columna lumbar, también llamados isométricos.Medidas de higiene postural: mediante la utlización de sillas y mobiliario ergonómico en el puesto de trabajo, evitar flexionar la columna hacia delante y mantener los pesos pegados al cuerpo.Conseguir un peso adecuado.La utilización de antiinflamatorios tanto no esteroideos como los corticoesteroides, los análgesicos y los relajantes musculares pueden ser útiles en los periodos de reagudización del dolor, pero por un periodo moderado de tiempo, puesto que pueden provocar lesiones en la mucosa gástrica. La aplicación de corrientes, masajes, tracciones y fuentes de calor en rehabilitación pueden mejorar la sintomatología temporalmente, por lo que se indican en fases de más dolor pero la solución del problema radica en la estabilización lumbar.
En el siguiente escalón incluimos las infiltraciones periarticulares de anéstesico local y corticoesteroides, que nos sirven tanto como de diagnóstico de dolor proveniente de las articulaciones posteriores, como de tratamiento de la fase aguda. En caso de mejorar con la infiltración y reaparecer el dolor lumbar, se puede realizar la denervación percutánea del ramo posterior, rizolisis, que puede hacer remitir la sintomatología por un periodo prolongado de tiempo hasta en un 70 por ciento de los casos, mientras estabilizamos la columna lumbar mediante ejercicios isométricos. El escalón final es la cirugía, en la que estabilizamos la columna lumbar mediante una fijación de las vértebras afectas. Esta fijación se realiza con injerto óseo del propio paciente y se facilita con implantes metálicos como los tornillos pediculares. Otra opción valorable en gente joven es la protesis discal.
¿Cuál es el pronóstico?
Se trata de una enfermedad crónica y los resultados van a depender en gran medida del tono físico que sea capaz de adquirir el paciente. De modo que un paciente que sea capaz de adelgazar o mantener un peso adecuado, tonificar la musculatura y evitar los movimientos forzados de la columna tendrá un pronóstico mejor que aquel que presenta sobrepeso, abdomen prominente y un tono muscular bajo. En caso de tener que llegar a la cirugía de fusión lumbar, ésta aporta buenos resultados con unos índices de fusión mayores del 90 por ciento, con una limitación de la movilidad lumbar escasa y reincorporación a las actividades cotidianas incluso laborales en un alto porcentaje de pacientes.



                                      sama   aces 


Consulta al reumatólogo

Consulta al reumatólogoA veces el cuerpo nos recuerda su existencia mediante el dolor. Entonces nos damos cuenta de que no le hemos hecho mucho caso y de que el tiempo también pasa para él. Hay que aprender a ser más cuidadosos con nuestros huesos, músculos, tendones, ligamentos y articulaciones. El reumatólogo puede ayudarnos.

¿De qué modo actúa el tiempo sobre los huesos, músculos y articulaciones?

A medida que avanza la edad, el cuerpo se modifica a todos los niveles. Si con los años aumentan las arrugas en la piel, también el paso del tiempo afecta a nuestros huesos. Las articulaciones se fatigan más y pueden tener tendencia a «rechinar» un poco, desde una simple molestia hasta pequeños dolores más intensos. La masa muscular va disminuyendo progresivamente, sobre todo como consecuencia de la reducción de la actividad física. Y en cuanto al esqueleto propiamente dicho, el daño principal procede de la desmineralización. En las mujeres, esta pérdida ósea se agrava con la menopausia También afecta a los hombres, aunque a una edad más tardía.

¿Se puede luchar contra esta evolución, o es inevitable sentirse un poco más «oxidado»?

Todos podemos con unos medios sencillos retardar la aparición de estos fenómenos. Es una cuestión de higiene de vida, es decir, comer de forma equilibrada sin descuidar los alimentos ricos en vitamina D (que ayuda a fijar el calcio en los huesos, presente, por ejemplo, en el pescado azul, la yema de huevo o el hígado) y con un aporte de calcio suficiente, lo que implica comer tanto yogur, queso y productos lácteos, en general, como un adolescente. Hacer ejercicio también frena la pérdida de masa muscular y facilita la regeneración de los huesos, preferente-mente si se hace al aire libre (el sol ayuda al organismo a fabricar la valiosa vitamina D); se recomienda andar una hora al día o al menos tres veces por semana.

¿En qué momento se debe consultar a un reumatólogo? ¿Es la duración del dolor el único factor que nos debe hacer ir al médico?

Lógicamente no sirve de nada dejar que un dolor actúe más de quince días, sea cual sea el lugar en donde aparezca, pero, por supuesto, hay que tener en cuenta la intensidad. Si la aspirina o un antiinflamatorio cualquiera no tienen un efecto significativo, es preferible acudir a un especialista de inmediato. Otros síntomas que nos deben llevar a la consulta del médico son, por ejemplo, los dolores en las vértebras lumbares y cervicales, o los entumecimientos de las manos o dolores en los brazos. Una inflamación articular también se debe tomar en serio. De todas formas, hay que diferenciar entre el dolor que aparece después de un traumatismo (una caída o una operación, por ejemplo) y el que surge espontáneamente.
Algunas personas tienen a veces la impresión de que les cruje todo. Este fenómeno puede acompañarlas toda la vida o aparecer a una edad avanzada. No es grave en sí mismo, solo hay que saber escuchar al cuerpo y consultar cuando ese rechinar se vuelve doloroso o se manifiesta con más frecuencia.

¿Cómo encontrar un reumatólogo?

En principio, no es difícil encontrar un reumatólogo en cualquier población importante. Como buena parte de las patologías reumáticas son atendidas a menudo, en primer lugar, por el médico de familia, él sabrá indicarle un reumatólogo si hay necesidad de él.
También se puede conseguir información al respecto en las asociaciones de enfermos. La Organización Mundial de la Salud, que en el año 2000 declaró la década actual como la de los huesos y articulaciones, insiste en la participación activa de los pacientes mediante la ayuda de las asociaciones de enfermos.

¿Qué hacer en caso de urgencia? ¿Es aconsejable acudir al hospital?

En el caso de las consultas privadas de reumatólogos, normalmente no suele haber lista de espera, sobre todo si se trata de una urgencia. Naturalmente, al pedir cita, hay que indicar el carácter urgente y señalar los síntomas y la intensidad del dolor. En caso de caída fuerte o de traumatismo, evidentemente, hay que acudir a Urgencias. Si no hay excesiva prisa, todo depende de las preferencias del paciente; los hay que prefieren el ambiente más personalizado de una consulta privada y otros tal vez se sientan más seguros en un hospital. En ambos casos, el nivel de competencia está garantizado. No obstante, hay ciertos tratamientos que solo se ofrecen dentro del marco de un hospital y en todos los centros medianamente importantes hay un servicio de reumatología.

¿Cómo se desarrolla una primera consulta de reumatología?

Comienza con una serie de preguntas del especialista. Puede que algunas parezca que no tienen relación con los problemas de las articulaciones, pero hay numerosas señales aparentemente ajenas que pueden orientar el diagnóstico. Fechas de los primeros síntomas, factores desencadenantes, y si el dolor impide dormir. También le interesa saber si el paciente tiene una profesión con alguna exigencia física particular, si practica algún deporte, etc. Los antecedentes personales (diabetes, hipertensión) y familiares; si tiene conocimiento el paciente de patologías articulares en sus padres o familiares cercanos, a qué edad se manifestaron, su evolución, etc.
Después de esta conversación, pedirá al paciente que se descubra para proceder al examen clínico: tomar la tensión, auscultar los pulmones, comprobar los reflejos con un martillito especial y la sensibilidad mediante pequeños alfileres. La zona dolorosa requiere un examen más detallado y puede que el médico le pida que haga algunos movimientos concretos.

¿Qué pruebas médicas se necesitan para hacer un diagnóstico precoz o confirmar el diagnóstico?

Dependen, evidentemente, de la patología concreta, pero se puede decir que existe un conjunto de pruebas comunes que se hace de manera casi sistemática. En primer lugar, se comprueba si hay un fenómeno inflamatorio con el análisis de la velocidad de sedimentación (VS), de la proteína C reactiva y si están altas las plaquetas (trombocitos). También se mirará si hay un factor reumático. Asimismo puede el reumatólogo pedir un análisis del calcio y del fósforo, y de los niveles de anticuerpos con el fin de identificar enfermedades autoinmunes. Para todo este conjunto de análisis basta con extraer sangre en una toma normal.

¿Es suficiente con estas pruebas o deben completarse con radiografías?

En efecto, es raro que el reumatólogo no pida también una radiografía de la parte del cuerpo que causa el dolor. En principio, una radiografía normal, aunque también podría pedir una ecografía, sobre todo para los problemas de tendinitis en el hombro o en el tendón de Aquiles.
Después, para las patologías vertebrales, el especialista puede pedir un escáner lumbar o cervical, que, entre otras cosas, sirve para confirmar una hernia discal.
Finalmente, por ejemplo en caso de dolor en la rodilla, la IRM (Imagen por Resonancia Magnética) permite ver el estado de los meniscos. Este examen es menos agresivo que una artrografía radiografía de las articulaciones), la cual exige inyectar un producto de contraste en el interior de la rodilla para ver las lesiones internas.

¿Son dolorosas estas pruebas? ¿Exigen precauciones particulares?

Las radiografías, ecografías y escáneres son totalmente indoloros. La artrografía es más bien desagradable que dolorosa. La resonancia magnética es también indolora y solo exige algunas precauciones, por ejemplo si el paciente sufre claustrofobia o lleva marcapasos.
La escintigrafía ósea tampoco es dolorosa, aunque exige una inyección intravenosa y resulta algo larga porque hay que esperar tres o cuatro horas para que el producto se difunda. Ninguna de estas pruebas necesita hospitalización.

Doctor Jean taillandier, reumatólogo, médico internista y jefe del Sercicio de Geronología del hospital Paul-Rousse, Villejuif, París.



¿Cuándo debo acudir al médico por mi dolor lumbar?

¿Cuándo debo acudir al médico por mi dolor lumbar?Nueve de cada diez personas mayores de 65 años padece dolor de espalda.

En la mayoría de las ocasiones, el dolor lumbar no tiene origen en una alteración orgánica, sino simplemente en un mal funcionamiento de la musculatura debido a la inactividad física. Por lo tanto, si le molesta la espalda, es muy posible que con un poco de ejercicio pueda desaparecer y no precise necesariamente acudir al médico. Si nuestro estado general es bueno, se trata de un dolor soportable que se alivia con analgésicos y mejora dos días, y no detectamos una pérdida de fuerza, seguro que podremos solventarlo sin ayuda.
Sin embargo, si transcurrida una semana no mejora, si se altera la fuerza o la sensibilidad, si hay fiebre, cansancio o pérdida de peso o si se extiende por el brazo o la pierna es imprescindible acudir al médico.
En algunos casos, además, es preciso ir con urgencia. Si hay pérdida de sensibilidad en los genitales, en la zona interna de los muslos, pérdida de fuerza en las piernas, abrochamiento o pinchazos o alteraciones al orinar, acuda inmediatamente a un centro sanitario.


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¿Cómo se diagnostica el dolor lumbar?


¿Cómo se diagnostica el dolor lumbar?Una historia clínica detallada y un examen físico pueden ser suficientes para diagnosticar la causa del dolor de espalda.

El médico solicitará al paciente una descripción del inicio de la dolencia, el lugar exacto donde nota la molestia y la intensidad del dolor, y se interesará por la existencia de cualquier limitación en el movimiento y por la existencia de episodios previos y de enfermedades que puedan estar relacionadas con el dolor.
El examen determinará si se trata de un dolor lumbar debido a un problema de la propia espalda (lo que ocurre en el 95% de los casos) o a una enfermedad general que se está manifestando en la espalda (por ejemplo, una infección, un tumor o una afección metabólica -como la osteoporosis-). Igualmente, el doctor valorará la existencia de algún nervio esté siendo comprimido para aplicar la terapia más adecuada.
Si el médico lo estima pertinente, puede solicitar algunas pruebas diagnósticas: desde un análisis de sangre o exámenes radiológicos o neurofisiológicas, con el objeto de descartar otras patologías.



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Preguntas frecuentes sobre el dolor lumbar

Preguntas frecuentes sobre el dolor lumbarResolvemos algunas de las cuestiones más planteadas sobre los síntomas, consecuencias y formas de combatir el dolor lumbar.
¿Cuáles son las causas del dolor lumbar?
Las causas pueden ser múltiples, aunque la artrosis lumbar una de las más frecuentes. Sin embargo, puede producirse molestias por otros problemas, como contracturas musculares, hernias discales, inflamaciones o lesiones en las vértebras, etc. En cualquier caso, lo más habitual es que el dolor se deba a una afección de la propia espalda. En casos menos frecuentes, el dolor puede estar causado por enfermedades de otros órganos.

¿Qué medicamentos debo tomar para combatir el dolor de espalda?
En general, lo habitual es utilizar algún analgésico, anti-inflamatorios no esteroideos y relajantes musculares. No obstante, y en función de cada dolencia, el médico habrá de evaluar la conveniencia de prescribir algún fármaco específico.


¿Hay una propensión a sufrir dolores de espalda?
Sí. Las personas que nacen con debilidad o anormalidad en la estructura de las vértebras de las regiones sacras o lumbares o las que tienen un pobre desarrollo de los músculos de la espalda pueden padecer con más frecuencia este tipo de trastornos


¿Qué es el lumbago?
El lumbago es un dolor causado por un espasmo grave y prolongado de los músculos de la parte baja de la espalda, debido a una lesión o a cualquier otra de las causas de dolor en la parte baja de la espalda.


¿Es muy frecuente el lumbago?
Si. Se calcula que el 80% de las personas lo padece en algún momento de sus vidas.


¿Qué es la ciática?
La neuritis ciática está relacionada con un dolor a lo largo del nervio, es decir, un dolor que comienza en la parte baja de la espalda y va descendiendo hasta las nalgas, parte trasera del muslo, pantorrilla e, incluso, hasta los pies.


¿Qué es una hernia de disco?
Se produce cuando el disco intervertebral presiona los nervios que salen a través de la columna vertebral.


¿Qué es la espondilosis? 
Espondilosis es la enfermedad degenerativa del disco vertebral o las carillas articulares apofisiarias.


¿Qué es la espondilitis?
Espondilitis significa inflamación de la columna vertebral. Este es el caso de la espóndilitis anquilosante.


¿Qué es la escoliosis?
Es una deformidad lateral de la columna vertebral.


¿Son efectivos los corsés ortopédicos?
Sí. Para algunas dolencias son un buen soporte de la espalda y resultan muy efectivos para prevenir los movimientos bruscos de la espina dorsal. Pero solo deben ser una solución temporal.


¿Puedo prevenir un dolor de espalda?
Por supuesto. Es fundamental el ejercicio físico, que mantenga en buena forma los músculos del cuello, de la zona torácica y de la lumbar. Además, conviene vigilar nuestras posturas y medir los esfuerzos.


¿Influyen mucho las posturas en el dolor de espalda?
Sin duda. Mantenerse mucho tiempo sentado y en una postura incorrecta es motivo suficiente para provocar un dolor de espalda. Por eso, es fundamental evitar la sobrecarga que soporta la columna vertebral.


¿Es mejor el reposo o el ejercicio cuando me duele la espalda?
El ejercicio está contraindicado durante la crisis aguda de dolor de espalda, pero, cuando el dolor es crónico, moverse es eficaz para evitar la incapacidad y mejorar el grado de movilidad y autonomía.


¿Debo cuidar mi postura al dormir?
Si, pero no solo la postura, sino también las características del colchón y la almohada que se emplee. La mejor postura es dormir boca arriba. Respecto al colchón, y en contra de lo que habitualmente se cree, no es aconsejable el colchón duro. Lo mejor es optar por uno de firmeza media, suficientemente mullido como para adaptarse a las curvas de la columna. En cuanto a la almohada, elige una fina si duermes boca arriba. Si tu postura es de lado, decántate por una almohada.


¿Cómo evito el dolor de espalda cuando uso el ordenador? 
Lo primero, fíjate en la pantalla. Debes situarla a unos 45 cms. de distancia de tus ojos y a su altura o, incluso, ligeramente por debajo. No apoyes los antebrazos en la mesa. Procura que el teclado esté más bajo. Las muñecas y los antebrazos deben estar rectos y alineados con el teclado, con el codo flexionado a 90º. Puedes utilizar un reposa manos para reducir la tensión estática. Si usas prolongadamente el ratón, alterna cada cierto tiempo la mano con la que lo manejas.


¿Qué hago para evitar el dolor de espalda cuando conduzco el coche? 
Lo fundamental es la colocación del asiento. La distancia a los pedales debe permitirse alcanzarlos sin estirar las piernas. Las rodillas habrán de estar al mismo nivel que las caderas o un poco por encima. Y, por supuesto, apoya toda la espalda en el respaldo.


¿Son tan malos los zapatos de tacón para la espalda?
Conviene evitar los zapatos de tacón alto si hay que estar mucho tiempo de pie o se usan para dar un buen paseo. Pero tampoco es aconsejable un zapato completamente plano, sobre todo cuando hay problemas de rodilla. Lo ideal es elegir un calzado con un tacón que mida entre 1.5 a 3 cms.


¿El dolor de espalda puede tener consecuencias para los mayores?
Si, porque puede llevarle a la pérdida de la autonomía física. Por ejemplo, si una persona mayor tiene dolor de espalda y abandona la actividad física, está acelerando la atrofia muscular y empeorará su osteoporosis. Por lo tanto, y aunque crea que lo que debe hacer es guardar reposo, lo fundamental es que no abandone el ejercicio para evitar que, pasado un tiempo le resulte imposible retomar una vida normal.



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sábado, 16 de mayo de 2015

UN SALÓN MUY GRANDE


Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era tarde y estaba en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empecé a cabecear… En algún lugar entre la semi-inconsciencia y los sueños, me encontré en aquel inmenso salón, no tenía nada en especial salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas.
Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones.
Tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado: “Muchachas que me han gustado”. Lo abrí descuidadamente y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por la impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: y se trataba de las muchachas que a MI me habían gustado! Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar de donde me encontraba.

Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi
existencia. Estaban escritas las acciones de cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi memoria había ya olvidado. Un sentimiento de expectación y curiosidad, acompañado de intriga, empezó a recorrerme mientras abría los ficheros al azar para explorar su contenido. Algunos me trajeron alegría y momentos dulces; otros, por el contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos que tuve que volverme para ver si alguien me observaba.
El archivo “Amigos” estaba al lado de “Amigos que traicioné” y “Amigos que abandoné cuando más me necesitaban”. Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. “Libros que he leído”, “Mentiras que he dicho”, “Consuelo que he dado”, “Chistes que conté”, otros títulos eran: “Asuntos por los que he peleado con mis hermanos”, “Cosas hechas cuando estaba molesto”, “Murmuraciones cuando mamá me reprendía de niño”, “Videos que he visto”… No dejaba de sorprenderme de los títulos.
En algunos ficheros habían muchas más tarjetas de las que esperaba y otras veces menos de lo que yo pensaba. Estaba atónito del volumen de información de mi vida que había acumulado. ¿Sería posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esas millones de tarjetas? Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada una escrita con mi letra, cada una llevaba mi firma. Cuando vi el archivo “Canciones que he escuchado” quedé atónito al descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad y, ni aun así, vi su fin. Me sentí avergonzado, no por la calidad de la música, sino por la gran cantidad de tiempo que demostraba haber perdido.
Cuando llegué al archivo: “Pensamientos lujuriosos” un escalofrío recorrió mi cuerpo. Solo abrí el cajón unos centímetros. Me avergonzaría conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me conmoví por su contenido. Me sentí asqueado al constatar que “ese” momento, escondido en la oscuridad, había quedado registrado… No necesitaba ver más… Un instinto animal afloró en mí. Un pensamiento dominaba mi mente:
Nadie debe de ver estas tarjetas jamás. Nadie debe entrar jamás a este salón.
Tengo que destruirlo! En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que  vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera desglosar una sola del cajón.

Me desesperé y trate de tirar con más fuerza, sólo para descubrir que eran más duras que el acero cuando intentaba arrancarlas. Vencido y completamente indefenso, devolví el cajón a su lugar. Apoyando mi cabeza al interminable archivo, testigo invencible de mis miserias,  empecé a llorar. En eso, el título de un cajón pareció aliviar en algo mi situación:
“Personas a las que les he compartido el Evangelio”.
La manija brillaba, al abrirlo encontré menos de 10 tarjetas.
Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos. Lloraba tan profundo que no podía respirar.
Caí de rodillas al suelo llorando amargamente de vergüenza. Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente: nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre. Y mientras me limpiaba las lágrimas, lo vi. ¡Oh no! ¡por favor no! ¡El no! ¡cualquiera menos Jesús! Impotente vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba encontrarme con su mirada.

Intuitivamente Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Por qué tiene que leerlos todos? Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo bajé la cabeza de vergüenza, me llevé las manos al rostro y empecé a llorar de nuevo. El, se acerco, puso sus manos en mis hombros. Pudo haber dicho muchas cosas. Pero el no dijo una sola palabra.
Allí estaba junto a mí, en silencio.
Era el día en que Jesús guardó silencio… y lloró conmigo.
Volvió a los archivadores y, desde un lado del salón, empezó a abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el mío.

¡No! le grité corriendo hacia El. Lo único que atiné a decir fue solo ¡no! ¡no! ¡no! cuando le arrebaté la ficha de su mano. Su nombre no tenía por que estar en esas fichas.
No eran sus culpas, ¡eran las mías! Pero allí estaban, escritas en un rojo vivo. Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguió firmando las tarjetas. No entiendo como lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado.
Me miró con ternura a los ojos y me dijo: Consumado es, está terminado, yo he cargado con tu vergüenza y culpa. En eso salimos juntos del Salón… Salón que aún permanece abierto…



¿Qué hacer en caso de presión arterial baja?


Si por alguna razón usted o algún familiar sienten desmayos, palpitaciones aceleradas, sudan frío sus manos y tiene debilidad, mantenga la calma y actúe rápidamente. Estos son síntomas que se presentan cuando baja la presión arterial. Puede ocurrir por deshidratación, mala alimentación, porque no desayuna bien, por estrés y hasta por fobia, dice Galo Sánchez (médico familiar).

Algunos consejos que le serán muy útiles…
  • Aunque todas las personas alguna vez en su vida han sufrido un episodio de presión arterial baja, no se asuste. Pero si estas crisis se repite, acuda al médico para determinar las causas y que le de tratamiento.
o        Pero usted, ¿qué debe hacer si un familiar sufre una de estas crisis? Si la persona se desmaya y usted comprueba que sigue respirando, recuéstela y súbale las piernas sobre una silla hasta que se recupere por completo.
o        En los adultos mayores evite los movimientos bruscos o que se levante de golpe, ya que pueden marearse y caerse.
o        Si la persona no reacciona en 10 minutos, aún respira y le ha subido las piernas sobre una silla, llame a emergencias. Mientras tanto, ponga la cabeza del afectado hacia atrás y eleve el mentón.
o        Una crisis de este tipo puede no ser una baja de presión sino una baja de azúcar, por lo que se aconseja darle a la persona un chocolate o un vaso de agua con azúcar. Esto elevará su glucosa y se recuperará, si es que ese es el problema.
o        No es bueno darle un caramelo porque puede atorarse, así como tampoco se aconseja ponerle azúcar bajo la lengua, porque tardará en diluirse.
o        No trate de que la persona perciba colonia, perfume o alcohol. Esto irrita las vías aéreas. Si la persona respira, recuéstela hasta que esté bien.
o        En los niños, si las bajas de presión son seguidas investigue cuáles son las causas. En ellos puede deberse a que no coman bien, tienen fobia, estrés o descarte alteraciones en el corazón y en los pulmones.
o        Si la persona no respira y usted no sabe de primeros auxilios para reanimarlo, llame al 911 para que lo ayuden.