sábado, 1 de noviembre de 2014

Seis conclusiones tras 21 días haciendo una dieta radical (solo de zumos)

Zumos de frutas naturales

 Silvia Torres
  • Una joven (prefiere que se proteja su identidad) se sometió durante 21 días a una dieta de desintoxicación, y al final sacó seis conclusiones honestas de su experiencia y de cómo su cuerpo y sus costumbres reaccionaron a la purificación.

 Como todos los cuerpos no son iguales ni los hábitos tampoco, seguramente estas conclusiones no son universales pero pueden ser una buena orientación de lo que se echa de menos y lo que se aprende después de una dieta radical.

1. Comía demasiado queso ... mucho más de lo que creía. Me dí cuenta de que antes de las comidas solía comer una o dos trozos de queso. Siempre que quería picar algo mi elección era el queso. Durante la dieta cambié el queso por zanahoria cruda cortada en barritas o por una manzana. No es que el queso sea demasiado malo pero comerlo en grandes cantidades engorda y altera el nivel de triglicéridos.

2. El trigo y el azúcar están en todas partes, incluso en los alimentos que menos imaginas. No era consciente de cuánto azúcar enmascarado consumía hasta que empecé a leer las etiquetas, tuve que dejar de comer muchos alimentos que eran muy abundantes en mi alimentación. Por ejemplo, la salsa de soja.Ni siquiera era consciente de que la comía con tanta frecuencia. También tuve que eliminar muchas galletas y postres. Si uno se pone a leer las etiquetas realmente se da cuenta de que come muchas cosas que uno piensa que casi nunca consume.
3. Contra todo pronóstico he echado de menos la carne. No me consideraba muy carnívora hasta que decidí no comer carne. Realmente la he echado de menos en esta dieta de purificación. Me alivié comiendo mucho sushi. Realmente si la dieta hubiera sido estricta tampoco hubiera podido comer pescado, pero esa parte no la cumplí.

4. Oh, eché mucho en falta el café. El café de la mañana es uno de mis hábitos más arraigados y hasta esta dieta pensé que nada me haría renunciar a él. Pero lo hice. Durante la limpieza tomaba una gran taza de té verde, pero me apetecía café. La única taza que tomo al día sigue siendo insustituible.

5. Me sentí una especie de superwoman. Estaba eufórica, con mucha energía. No recuerdo la última vez que me sentí así. Cuando le pregunté a la nutricionista que diseñó mi dieta me dijo que seguramente era el efecto de suprimir radicalmente el trigo y los azúcares refinados.

6. Fue más fácil de lo que pensaba. Cuando empecé la limpieza pensé que estaría todo el tiempo subiendo una cuesta arriba.Pero realmente eché en falta menos alimentos de los que creía. Cocinar de una forma nueva, minimizando los períodos de cocción y respetando más los alimentos fue un desafío, y dejar de picotear cuando me apetecía fue lo más difícil de todo. El resto de la dieta fue bastante fácil de llevar.
Esta joven ya ha terminado la dieta de limpieza y ha vuelto a una alimentación normal, pero no a sus hábitos de siempre. Ha vuelto a tomar su café de a mañana, y de vez en cuando se permite un trozo de queso, pero asegura que ha aprendido mucho de esta experiencia. Intenta ser radical con el azúcar y el trigo, y ahora lee con más atención la etiqueta de los alimentos para al menos, si come un poco mal, ser consciente.



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